“Proyecto 0”: insomnio y soledad en el paisaje nocturno de la ciudad

Galpón Momo presenta este viernes una nueva función de su cuarta producción, una obra performática que comenzó en Google Drive

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Un texto construido por Google Drive, ensayos de guerrilla y un equipo polifuncional: con esas herramientas, la compañía Galpón Momo Teatro consiguió desafiar la coyuntura desfavorable, y la siempre arriesgada tarea de hacer teatro independiente, para montar “Proyecto 0”, cuarta obra del grupo surgido en 2013 que se presentará este viernes, a las 21.30, en Vil Teatro (11 entre 70 y 71).

Ganadora de las “Becas a la Creación 2017” otorgadas por el Fondo Nacional de las Artes, se trata de “una obra de teatro performático, experimental, que surgió el año pasado a partir de una imagen urbana: ese paisaje nocturno de edificios y lucecitas prendidas en las ventanas”, cuenta su director, Julián Poncetta.

Esa imagen suscitó la pregunta: “¿Qué ocurre en esos interiores? ¿Por qué, a altas horas de la noche, siguen encendidas esas luces? Empezamos a imaginar cada mundo de lo que pasa adentro”, cuenta Poncetta, y así nació “Proyecto 0”, una obra sobre la soledad, la individualización, el juego entre distanciamiento y proximidad, y el encuentro en el movimiento que usa como territorio de esa separación las diferentes habitaciones iluminadas por el insomnio.

Cada performance “va dando cuenta en cierta manera de por qué y para qué está en ese insomnio, mostrando distintas hilachas” que, si bien juega con la idea de la descentralización, a la vez ocupa un eje temático en común: “El mostrarse: qué muestro, qué no muestro, que detalle de mi vida hago público, como erotizo, o engaño, que cuento de mi mismo a partir de esa selección que voy armando”.

Algo que, a pesar de que la obra sugiere una estética cincuentosa, es presente puro en esta era de las redes sociales: “La mayoría de nosotros tenemos miedo al abandono, a quedarnos solos y a perder el contacto con la vida que nos rodea, las redes sociales nos permiten crear la ilusión de comunidad y satisfacer el anhelo de estar en la escena pública, donde el ser visibilizado nos da entidad, existencia y sentido de pertenencia”, explica el grupo teatral en su dossier sobre la obra.

Estos y otros debates sobre estos sentidos y posibilidades de la obra comenzaron en un Drive, “una herramienta que hemos encontrado en cuento a los tiempos de producción. El teatro independiente siempre dialoga con esos tiempos, no podemos estar ocho horas ensayando todos los días: para suplir esa falta, generamos un compromiso que tiene que ver con subir imágenes, videos, textos escritos por nosotros o teóricos”, revela Poncetta.

Todo esto requiere, claro, de compromiso para usar esos ratos libres en Galpón Momo, el grupo de jóvenes actores, actrices y artistas que nuclea disciplinas

como el teatro, la performance y la plástica entre otros, gestado en el 2013 en el marco de un seminario de dirección en la TAE. Poncetta, junto a Rocío Passarelli, sostienen “el nombre y la idea del grupo” desde entonces, protegiéndolo de “las variables que implica hoy en día, en el sentido del compromiso a una idea, que en general es bastante voluble. Generar un trabajo constante que permanezca en el tiempo, es uno de los desafíos que tenemos”.

Porque “hoy en día hay mucha moda de lo intensivo, creamos una compañía rápida para sacar un espectáculo. Tolerás al otro un tiempo, y listo, te fuiste. Nosotros intentamos permanecer, discutir: todos hablan de la grieta, y nosotros apostamos a recuperar la discusión, quedarnos en el mismo espacio, aunque opinemos distinto. Discutamos”, propone Poncetta.

El esfuerzo, está claro, es grande, “implica dialogar con otros espacios que te ayudan a sostener la vida, otros trabajos. Pero buscamos siempre el mecanismo para tener dos, tres horas para dedicarle al ensayo y la investigación. Crisis o no crisis, siempre cuesta la forma independiente”. La forma independiente requiere que los actores no se queden en actores, y el director en director, sino que todos desempeñen varias tareas y se comprometan en la dramaturgia, que discutan e investiguen.

Y, claro, está también lo que Poncetta llama “ensayos de guerrilla: tenemos una hora, en esa hora nos metemos y ensayamos, sacamos algo. En otros tiempos, los más viejos te cuentan que ensayaban horas y horas. Nosotros eso no lo tenemos: por eso aparece el Drive, otros mecanismos, que te tienen que poner muy concreto, conectado con el deseo de hacer: voy, y produzco algo”.

“El deseo es algo que no se puede definir del todo, pero te lleva al hacer. Es algo peligroso, porque cuando conectás el deseo, ponés el cuerpo, cuando ponés recursos propios, te vas encontrando en lugares que te corren de lo cotidiano... es peligroso”, dice Poncetta risueño “Pero en estos contextos de crisis es lo más necesario: ese deseo tiene que ver con el movimiento, y en los tiempos de crisis uno se puede paralizar. Eso noto yo hablando con colegas, que empiezan a buscar ‘peros’; y a nosotros nos pasa lo contrario: frente a esa parálisis, acá es cuando más hay que hacer, mover, repensar cómo están nuestros cuerpos, nuestros deseos, dar batalla desde los cuerpos. Los discursos se inscriben en el cuerpo: entonces el cuerpo es un campo de batalla. Y teatro y cuerpo, no hay manera de separarlos”.

 

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