Proponen aprovechar la leche materna para cocinar
Edición Impresa | 1 de Diciembre de 2018 | 03:23

NICOLÁS MALDONADO
nmaldonado@eldia.com
Aunque resulta común que la primera comida solida que las mamás le dan a los hijos sea un yogur, algunos pediatras consideran que se trata de una muy mala elección. Tras seis meses de alimentarse exclusivamente de teta, la leche de vaca con que están elaborados los yogures provoca a menudo que los chicos sufran reacciones alérgicas y problemas digestivos. Es así que frente a estas complicaciones algunos especialistas plantean recurrir a una alternativa poco ortodoxa pero sin duda mucho más natural: aprovechar la misma leche materna para elaborar los primeros platos del bebé.
Flanes, papillas, helados, galletitas y salsa blanca son algunas de las elaboraciones que un grupo de pediatras y nutricionistas de La Plata enseña a preparar con leche materna en un taller de cocina destinado a mamás y papás. La iniciativa, impulsada desde la agrupación “Criando entre pares”, forma parte de una corriente que propone alternativas más naturales de crianza, parto y gestación.
“Somos un grupo de profesionales de la salud que trabajamos el embarazo, el parto y la crianza desde una mirada diferente a la del modelo médico hegemónico que suele aplicarse hoy”, explica la pediatra Magalí Spezia, una de la organizadoras del Taller, que es dictado por una licenciada en nutrición y un chef.
“La idea del taller es enseñar que la leche materna puede ser conservada y utilizada para elaborar alimentos igual que la leche de vaca, pero que además resulta una mejor alternativa para los bebés”, cuenta la pediatra al explicar que “la leche entera de vaca, por el tipo de proteínas que posee, puede provocarles alergia y problemas digestivos a los chicos. De ahí que se aconseja darles fórmulas maternizadas, que es leche de vaca modificada para que no les haga mal”.
Además de ofrecer recetas, el taller apunta a enseñar cómo preparar comidas con leche materna alterándola lo menos posible durante la cocción. Y es que “algunas de sus propiedades, como las defensas -explica Spezia-, pueden perderse si se la calienta en exceso; no así su valor calórico y nutricional”.
“También nos interesa que las familias que asisten al taller aprendan a reconocer cómo varía la leche materna y no se preocupen al notar esos cambios. Y es que no sólo cambia su composición con el tiempo de amamantamiento; también a lo largo del día puede variar de color y sabor”, explica Spezia.
En cualquier caso, las preparaciones que se enseñan están pensadas en base a pequeñas cantidades, “unos 100 mililitros (apenas media tasa de te), un volumen que a veces sobra cuando una se saca leche o que no resulta difícil complicado obtener”, cuenta la pediatra al aclarar que la materia prima utilizada en el taller “proviene de donaciones de compañeras y se pasteuriza para que todos se animen a probar”.
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