Un paso positivo para la preservación de la fauna autóctona

El rescate en un campo vecino a nuestra ciudad de ejemplares de especies protegidas que iban a ser faenados y la confiscación de piezas disecadas, en un allanamiento, constituyó un paso positivo en la lucha que debe darse en busca de preservar a la fauna de los crecientes peligros que la acechan.

El operativo que realizó la Policía Federal bajo el nombre “Arca de Noé” permitió recobrar vivos a nueve ciervos, tres pavos reales y tres ñandúes, además de secuestrarse más de 60 piezas de pumas, zorros, jabalíes, gato montés, yaguareté y ciervos. A su vez, en cuatro cámaras frigoríficas hallaron ejemplares de mulitas, primates y felinos, además de cueros, cráneos, entre otros restos.

Las especies secuestradas fueron remitidas a la Estación de Crías de Animales Silvestres (E.C.A.S), mientras que las piezas taxidermizadas quedaron a resguardo del responsable del lugar, como depositario judicial, por disposición del Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 1 de La Plata.

Constituiría una falta de comprensión del mundo y de la vida relativizar este problema. La extinción de las especies animales traduce la injerencia de factores previos que, como la tala de bosques, la creciente contaminación de los recursos naturales o la comercialización abusiva de productos faunísticos, son los que están diezmando a la población animal y afectando la calidad de vida del planeta.

Es verdad que en los últimos tiempos, tanto en la Argentina como en otros países, ha logrado instalarse en la opinión pública la necesidad de proteger a la fauna. A ello ha contribuido, posiblemente, situaciones de resonancia, como en el caso de las ballenas francas y otras campañas que dieron motivo a movilizaciones públicas que comienzan a ser imitadas en muchas partes.

Esa apertura de la gente es oportuna, pues son muchos los peligros que corre la fauna.Vale citar como ejemplo que de las 334 especies de mamíferos que habitan en el país, 20 están en situación de riesgo y de las 984 clases de aves, hay 44 vulnerables y 29 en estado de peligro.

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Así también se han desarrollado en varias provincias programas de aprovechamiento integral de algunas especies y de protección de otras, como en el caso del yacaré obero. En la selva del Paraná, en el nordeste, el Centro de Recuperación de Aves creó la década pasada un refugio para loros rojos, pavas de monte, águilas harpías y otros animales amenazados por la caza furtiva o la transformación de sus ambientes, y también en otros lugares se han instalado “santuarios” con el mismo fin conservacionista.

En definitiva, resulta indispensable estimular los programas en marcha creando instrumentos que eviten la acción desaprensiva de quienes han raleado el tesoro faunístico con total impunidad. Proteger las especies amenazadas es apostar a la vida y este objetivo debe involucrar a todos, empezando por los niños y los jóvenes.