El extraño rapto de un joven vendedor de autos y la sombra de la “megabanda”

Cuando la tarde comenzaba a descender hacia la Nochebuena, para M.M.Z. un joven vendedor de autos empezó a armarse una “fiesta de terror”. Dos hombres armados se metieron a la fuerza en la casa de sus padres, situada en inmediaciones de 12 y 77, donde planeaba festejar con su mujer e hijos y se lo llevaron a punta de pistola, entre mensajes intimidatorios que para los investigadores refieren a uno de los casos más impactantes de la historia judicial moderna en La Plata: la megabanda mixta que integraría a policías y funcionarios judiciales con ladrones especializados en escruches, asaltos y drogas.

“¿Dónde está José?”. A los gritos y en forma reiterada, reclamaban que la víctima, de 28 años, les diera el dato. Ante los padres, su esposa y sus hijos menores, los agresores no escondieron el motivo: buscaban a José Farías “para matarlo”.

Según coincidieron fuentes judiciales y policiales consultadas por este diario, ese José Farías es el padre de Juan Farías, el ex convicto ejecutado a tiros a fines de 2010 en el palier del edificio donde vivía, en 44 entre 26 y 27.

La investigación judicial detectó allí un “mensaje” aleccionador, hacia el interior de una banda de ladrones, contra quien había desobedecido la orden de no robar en la casa del entrenador de fútbol Roberto Zapata (integraba el cuerpo de colaboradores del técnico Néstor Craviotto), donde calculaban que había una suma importante de plata. En la causa que investiga la fiscal Betina Lacki, en esas directivas y en otros hechos delictivos vinculados con la protección, la liberación de zonas y la concesión de beneficios procesales a cambio de dinero, estaban involucrados funcionarios judiciales como el entonces juez César Melazo. También el fiscal en esos años Tomás Moran y policías como el comisario Gustavo Bursztyn y su colaborador en la comisaría segunda Gustavo Mena. Las investigaciones condujeron también al camarista Martín Ordoqui (suspendido) y su secretaria, María Eugenia Mercado.

La pesquisa por el crimen abrió la “Caja de Pandora” a una serie de hechos que ocurrieron por un periodo de, al menos, 8 años y durante 2018 generaron una serie de procesamientos y detenciones.

Al vendedor de autos se lo llevaron dejando solo ese rastro acerca de su presencia en la casa familiar. Sabían que M.M.Z. tenía el dato que buscaban porque, según indicaron las fuentes, mantiene una estrecha relación con el hombre, derivada de un parentesco lejano o un amistad consolidada.

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Sin dejar más que ese rastro abandonaron la casa de Villa Elvira. Los familiares pensaron en la posibilidad de que se tratase de un secuestro extorsivo, pero no. En un lapso aproximado de una hora, la víctima se comunicó desde 44 y 167. Los captores lo habían abandonado sin dejarle más que algunas marcas de golpes.

La denuncia que realizó su esposa ante la Dirección de Investigaciones de La Plata, dio lugar a una causa en la UFI Nº 11, a cargo del fiscal Álvaro Garganta.

En las primeras horas de la pesquisa, una fuente vinculada al caso consideró que el rapto llevaba un mensaje para el padre del ex convicto asesinado en 2010. “No se debe olvidar que hay varios detenidos por aquel crimen y quizás ven en los familiares de esa víctima una responsabilidad por su situación”, se especuló. Aquel episodio se investigó también como una asonada dedicada a recuperar plata del escruche vedado por los hoy señalados como jefes de la banda. Entre los datos curiosos de la historia figura que Farías habría entrado a robar a la casa de Zapata mientras el entrenador festejaba su cumpleaños 60 en una casa de fiestas céntrica, con Melazo entre sus invitados.

Ante las palabras de estos captores, el fiscal Garganta ordenó la asignación de una consigna policial en el domicilio de José Farías.