Una relación política desgastada y sin retorno
Edición Impresa | 29 de Diciembre de 2018 | 04:01

El episodio que ocurrió ayer en la playa pública marplantese fue uno más en una larga serie de cortocircuitos entre el intendente local Carlos Arroyo y la gobernadora María Eugenia Vidal. Si bien nunca hubo afinidad política entre la Gobernación y la gestión marplatense, en los primeros años la relación no fue tan problemática. El quiebre se produjo, para muchos, cuando la gobernadora Vidal comenzó a agitar la candidatura del ex secretario de Seguridad Guillermo Montenegro para ir en la boleta de Cambiemos. Meses atrás, Arroyo hizo un movimiento que, para muchos, fue una suerte de venganza. En medio del escándalo por los aportes truchos de campaña, salió a decir que él no había puesto dinero pese a que figuraba en los listados. Desde entonces, la relación se quebró sin retorno.
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