“The Post” Coraje cívico, ética y sentido del deber en otra obra maestra de Spielberg

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Alejandro Castañeda

THE POST, LOS PAPELES DEL PENTAGONO.- Otra obra maestra de Steven Spielberg. Emocionante, intensa, inteligente. Cuenta un hecho que ya es historia en las relaciones, siempre tensas, entre la prensa y el poder. En junio de 1971, los diarios The New York Times y The Washington Post, asumieron una valiente posición al revelar información clasificada de cuatro gestiones presidenciales sobre la guerra de Vietnam. La contienda, según esos papeles, estaba perdida de antemano, pero para poder sostener esa mentira llevaron a la muerte a 60 mil soldados norteamericanos. Su publicación generó un enorme debate sobre la libertad de expresión y acabó en una dura batalla legal ante el máximo Tribunal.

En ese momento, Katherine Graham (Meryl Streep), primera mujer editora del Post, y el director Ben Bradlee (Tom Hanks) intentaban relanzar un periódico en decadencia. Y debieron sortear incalculables presiones de la Casa Blanca.

En manos de Spielberg, ese material se convierte, otra vez, en una reflexión sobre la ética, el compromiso histórico y el sentido del deber. La receta formal del más grande los realizadores contemporáneos, es la de siempre. Nada sobra. Hay suspenso, estudio de personajes, diálogos filosos, dinamismo, densidad histórica y sabrosos apuntes entrecasa. El guión fluye con naturalidad. Es un cine claro, potente, creíble. Nada escapa al pulso firme de este fenomenal contador de historias que, sin necesidad de saltos de tiempo ni fuegos artificiales, con serenidad, emoción y profundidad, le va dando espesura moral y sensibilidad a su relato. Es un cine de altísimo nivel, aferrado a la hechura de los grandes clásicos, un cine que uno disfruta de punta a punta y que tiene dos personajes a la medida de Spielberg, magníficamente recreados por un par de grandes actores

Como ya lo habíamos dicho, los héroicos protagonistas del cine “histórico” de Spielberg (Lincoln, El Soldado Ryan, Schlinder, el abogado de Puente de espías)) siempre transmiten orgullo y dicha por el deber cumplido. Son hombres, como el mismo los definió, “que hacen su trabajo”. Enfrentan con una entereza absoluta las exigencias de un mundo que necesita nada más y nada menos que cada uno haga bien su parte. Y ponen nobleza y entrega en ese cometido. Katherine y Ben no son héroes, son personas a las que el destino las obligará a enfrentar una encrucijada que le dará sentido a su existencia. Y que podrán volver a casa en paz y dichosos por el deber cumplido.

(*****EXCELENTE)

 

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