Pessoa pasea por las tablas porteñas de la mano de Gael García Bernal

Gael García Bernal está entre nosotros: el carismático artista mexicano que disfruta del éxito mundial de “Coco”, película de Pixar a la cual presta su voz (puede verse en cines) estrenó esta semana en Buenos Aires “Ejercicios fantásticos del yo”, de Sabina Berman, con dirección de Nelson Valente y un potente elenco argentino, una obra acerca del poeta Fernando Pessoa y sus heterónimos.

Gael se pone en la piel del mítico portugués en la pieza que se muestra en el porteño Teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125) los jueves y viernes a las 21 y sábados a las 20.30 y 22.30 hasta el 1º de abril, y que ubica la acción el 29 de junio de 1914, un día después del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, lo que dio comienzo a la Primera Guerra Mundial, ocasión que sirve para abrir la trama en forma violenta, cuando una de las personalidades del protagonista asesina a un militar.

Dado a la bebida y a las drogas, Pessoa murió por problemas hepáticos a los 47 años pero antes de eso vivió en Sudáfrica y mayormente en Lisboa, donde fue traductor de inglés y publicista, mientras en los ratos libres se dedicaba a escribir poesía o, mejor dicho, a escribirla a través de esos personajes que ocupaban su yo y cuyos nombres durante un tiempo tuvieron cierta autonomía.

Esa heteronomia, que incluía a Ricardo Reis, Álvaro Campos, Alberto Caeiro y Bernardo Soares, entre los más notorios, no era sólo un juego de seudónimos sino un ejercicio liso y llano de una esquizofrenia aparentemente gozosa y voluntaria; cada uno tenía una personalidad definida y hasta su propia forma de escribir. La pieza se aprovecha de esas exageraciones y sin insistir mucho en la tumultuosa tarea poética de Pessoa y sus repliegues, apunta a discernir el personaje central a cargo de García Bernal con todo lo absurdo que encarna y que lo acerca a una criatura del surrealismo. Y como en toda la pieza, encuadrada por un “mapping” que sustituye escenografías corpóreas por proyecciones sobre distintas superficies, no se sabe qué es real y qué pertenece a la imaginación de Pessoa, en un juego en el que el poeta expone sus personalidades y sus desbordes.

Alejado de todo divismo, García Bernal encarna a un Pessoa vulnerable y humano, que parece ser arrastrado por fuerzas que no comprende, y tiene en los argentinos Mirás, Slipak y Cortese unos soportes formidables.

TODOTERENO

Para García Bernal han sido unos meses ajetreados: las funciones de la obra que presenta en Argentina, donde viven sus hijos Lázaro y Libertad, producto de su relación con la actriz argentina Dolores Fonzi, se pospusieron cuando supo que cantaría “Remember Me”, la canción de “Coco”, en la gala de los Oscar. Días antes, el actor mexicano había estado en Berlín para presentar “Museo”, película dirigida por Alonso Ruizpalacios (y que cuenta con la argentina Leticia Brédice) que narra las circunstancias que rodearon al robo de varios artefactos prehispánicos del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México en 1985, y la sorpresa de las autoridades al descubrir que los autores de semejante hazaña habían sido dos jóvenes marginales de los suburbios, Carlos Perches y Ramón Sardina (García Bernal y Leonardo Ortizgris), en lugar de los ladrones profesionales de arte a los que se le atribuía la sustracción de los objetos.

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Gael es además cocreador de “Aquí en la tierra”, serie que se presentará en el prestigioso festival de Series de Cannes en abril, donde viajará tras presentar su obra en Argentina. Y además de su trabajo en cine, TV, y teatro (¡y música!) el actor es un conocido activista y por eso fue invitado la semana pasada a participar esta semana de las actividades del Festival de Cine y el Foro Internacional sobre los Derechos Humanos (FIFDH) de Ginebra.

El artista ha participado en muchas películas de contenido social que mostraban o denunciaban de una forma indirecta una situación injusta. Sin embargo, no defiende el cine de denuncia, aquel que quiere convencer al público sólo mostrando una vertiente del problema, sólo un lado del caleidoscopio que toda realidad es.

Sino al contrario, García Bernal aboga por representar toda la complejidad de un asunto, porque nada tiene una sola versión: “Ya lo dijo Guillermo del Toro, si le quitas complejidad, ambigüedad, la dualidad de todas la cosas, y solo te casas con una de ellas, no estás mostrando esa realidad, estás mostrando un panfleto. Y la realidad no es panfletaria, el panfleto es lo que menos vive, es totalmente efímero, es una campaña política”, afirma.

“Para arrojar luz sobre un asunto -indicó- tienes que incluir toda esa dimensión compleja, porque si no, la película deja de existir inmediatamente, no sobrevive”. Lo contrario, dijo García Bernal, es una panfleto “y la vida ya está llena de ellos”. Las películas pueden ser en ese sentido vehículos para exponer nuevos puntos de vista. Ese era uno de los objetivos de la oscarizada película de animación “Coco”, que retrata las tradiciones del Día de los Muertos en México, y en la cual participó García Bernal poniendo voz a uno de los personajes. Cuestionado sobre si cree que el filme puede hacer cambiar la visión que la sociedad estadounidense tiene de México, el actor fue tajante: “Soy pesimista. Porque no hay mucho que uno pueda hacer en Estados Unidos, la verdad”.