Virginia Granado, otra de Las Lobas que se convierte en Pantera de Selección

Hace siete años vive en La Plata. Sufrió una grave lesión que la obligó a cambiar de posición: pasó de punta a líbero

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Adrián D’Amelio

adamelio@eldia.com

Se llama Virginia Soledad Granado. Juega al vóley en Gimnasia y por tal motivo tiene el sello indeleble de “Loba” para siempre. El lunes, cerca de la tardecita, la cordobesa recibió un llamado del entrenador del seleccionado argentino femenino, Guillermo Orduna.

“La verdad que esta convocatoria al seleccionado me tomó por sorpresa, no la esperaba. A tal punto que en un primer momento creía que se trataba de una broma, pero después cuando vi en el teléfono, por la llamada de WhatsApp, la imagen de Guillermo (por Orduna) ahí caí que era cierto”, subrayó Granado en el diálogo que mantuvo con este medio en la redacción del diario.

Vicky, como la llaman a Granado, es cordobesa. Nació en la ciudad de Bell Ville hace 25 años (4 de junio de 1992) y ahora compartirá el plantel del equipo nacional con su compañera y amiga de Gimnasia, Tanya Acosta.

La actividad en el vóley, Granado la comenzó en la institución de su ciudad natal: Club Atlético y Biblioteca Bell, para después llegar a La Plata e incorporarse a Estudiantes en el 2011; mientras que dos años después se “cruzó de vereda” para ponerse la camiseta albiazul.

“Recuerdo que yo estaba jugando para Estudiantes y fuimos a jugar un clásico al Polideportivo de Gimnasia y ahí sentí la rivalidad que hay entre ambos clubes de la ciudad. Lo que se vivía en las tribunas, en aquel momento podían ir también los visitantes, era realmente infernal”, comentó Granado.

Virginia lleva siete años viviendo en La Plata y se encuentra maravillada por la ciudad. “La verdad me encanta en todos los aspectos -siguió diciendo- y por eso, una vez que termine de jugar al vóley me voy a radicar acá. Esta decidido y ya se lo hice saber a mi familia”.

Claro que la historia de Granado con referencia a su puesto es muy particular. Siempre actuó de punta/receptora, pero a fines de 2015, cuando Gimnasia estaba jugando los playoffs frente a Boca, sufrió una grave lesión en la rodilla derecha, ya que se rompió los ligamentos cruzados, el lateral y los meniscos. Fue operada, pero en medio de la rehabilitación tuvo que volver a entrar al quirófano como consecuencia de que la rótula se desplazó de lugar.

Al respecto, la cordobesa comentó que “pese a todo lo que tuve que sufrir, nunca se me cruzó por la cabeza la posibilidad de abandonar el vóley. Todo lo contrario no veía la hora de estar de vuelta en una cancha”.

Más adelante agregó que “regresé con una condición que era cambiar de puesto, de punta a líbero. Es Gimnasia me entendieron que era por cuestiones de salud, ya que al tema de la rodilla también había que sumarle un problema que tengo en la espalda”.

“No me costó cambiar de posición y me adapté rápidamente pese a mi altura (mide 1,86 metros), ya que cuando lo hacía como punta mi mayor potencial pasaba por la recepción y quizá por ahí pasó que Orduna me llamara al seleccionado; aunque me conocía de las menores e incluso fue mi primer entrenador en la Selección menor”, resaltó.

Al margen de jugar al vóley, Granado es nutricionista. Se recibió en la UCALP después de cursar cinco años. “Siempre me gustó lo relacionado entre la medicina y el deporte. Inclusive cursé un año en la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, pero con las cuestión de los viajes y el vóley no pude seguir”.

En la actualidad, Virginia trabaja en el Club Gimnasia como nutricionista y también lo hace de manera particular complementado su profesión con el vóley.

Hoy, a las 21:30, el equipo femenino albirrojo visitará a Club Italiano por la Copa Chulo Olmo

 

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