Se debe consolidar el servicio que prestan los centros de salud

La movilización de vecinos de Etcheverry por el problema que plantea el centro de salud de esa localidad que lleva un año y medio sin la presencia de un médico pediatra y por el hecho de que no existen cerca otras posibilidades de atención en esa especialidad médica, no sólo merece la más pronta de las soluciones, sino que deja planteada una vez más, en términos genéricos, la necesidad de que no se baje la guardia en defensa de la trascendente función que cumplen los centros municipales de salud.

La movilización de padres surgió del estado de preocupación causado por la falta de pediatras en el centro sanitario, a pesar de que desde hace varios meses han realizado gestiones para lograr la designación de un médico infantil, decidiéndose realizar una protesta pública al comprobar que no se cubría ese cargo.

Según detallaron, la carencia de un pediatra en la “salita” les resulta complicado y a veces hasta arriesgado, porque se han dado casos en los que se necesitó la atención urgente de algún menor y no se contaba con ese servicio cerca, como un hecho que sucedió hace pocas jornadas cuando un nene de la zona sufrió una quemadura y en el centro de salud municipal no se contaba con el recurso profesional para atenderlo.

Esa situación se agravó en estos días de comienzo de las clases, cuando los padres intentaron cumplir con el pedido de las escuelas para que sus hijos presenten los certificados de buena salud, que deben ser expedidos por un médico del sistema de salud pública.

Sea como sea, el problema –sobre el cual la Municipalidad comprometió una pronta solución- pone en claro la necesidad de que funcione sin omisiones un servicio que, anualmente, atiende cerca de 250 mil consultas, de las cuales 80 mil están relacionadas con la pediatría, seguido por casos correspondientes a la ginecología, obstetricia y clínica médica, entre otras especialidades que se atienden en las denominadas salitas.

Es evidente que resulta necesario fortalecer el servicio que prestan estos centros médicos de atención primaria, llamados a prestar un servicio esencial en los barrios. Se sabe, sin embargo, que suelen ser frecuentes las quejas por limitaciones en la atención de los pacientes o, en otras oportunidades, por el desabastecimiento de medicamentos e insumos básicos que convierte en precaria una prestación que debería garantizar un standard de calidad.

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Con graves limitaciones para acceder a otros establecimientos, buena parte de la población recurre a estos centros sanitarios ante situaciones de urgencia pero también para controles indispensables y para consultas de rutina. La mayor demanda proviene de madres y niños pequeños. En distintas zonas, sin embargo, se plantea con frecuencia que esas unidades no cuentan con los recursos elementales para garantizar un nivel de atención adecuado. En muchos casos, existe falta de personal. En otros, la escasez de medicamentos e insumos impone serias limitaciones. Muchas veces, se combinan ambas carencias.

De allí la imperiosa necesidad de que se aseguren recursos continuos y suficientes para estos centros de salud que cumplen, vale insistir, una función social absolutamente imprescindible, que no debe ser subestimada ni descuidada. Se debiera consolidar, por consiguiente, el equipamiento indispensable para estas unidades, así como un suficiente plantel médico y de enfermería, para garantizar una atención de calidad.