Jorge Alberto Scarpino

Sentidas expresiones de pesar causó el fallecimiento de Jorge Alberto Scarpino, abogado con una reconocida actuación en estamentos estatales de la Ciudad y la Provincia. Hombre de estrictos principios, temperamento fuerte y pocas palabras, supo ganarse el afecto y la admiración no sólo de sus seres queridos sino también de quienes lo acompañaron en los distintos ámbitos laborales de los que participó.

Hijo del juez Genaro Scarpino y de Alfonsina Sessa, había nacido en La Plata el 5 de diciembre de 1928. Tuvo una hermana mayor, María Teresa. No fue justamente de los más destacados alumnos en la secundaria, tanto que pasó por más de un colegio, pero después, una vez recibido de bachiller, dio un vuelco impresionante en su personalidad, ingresó a la facultad de Derecho de la UBA y en tres años y medio se graduó.

Una de sus primeras tareas la cumplió en Jockey Club, cuando le encomendaron la intervención de la tradicional entidad en 1956. Luego fue designado director de Proyección de Decretos del ministerio de Gobierno de la Provincia y ocupó, años después, varios espacios en el Instituto de Previsión Social, donde llegó a ser presidente. Fue apoderado de la Fiscalía de Estado y también se lo nombró director de Ceremonial y Audiencias de la Gobernación.

Tuvo una variada trayectoria y en muchas ocasiones renunció a la actuación judicial para volcarse a un proyecto del Ejecutivo, y viceversa. De ahí que en distintas épocas fue secretario de juzgados tanto civiles como penales; y en sus últimos años en la gestión se desempeñó como director general de la Justicia de Faltas platense.

Una vez retirado de la función pública, se volcó al ejercicio liberal de la profesión.

Si bien no participó de forma activa en organizaciones políticas y aunque era muy medido a la hora de hablar, era un acérrimo defensor de las ideas liberales

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“Coco” estuvo casado con Nelly Román, y fruto de ese matrimonio nació su única hija, María Antonieta Scarpino, también abogada y actual titular de la Fiscalía 14º de nuestra ciudad.

Incondicional de las demandas de sus nietos Julián, Maite y Sol, estableció con los tres una relación de confianza, compañerismo y un profundo amor, que fue recíproco.