Sandro vive y revive a la ficción nacional

La ficción nacional vive, gracias a Sandro: la miniserie del artista emitió su primer episodio el lunes, precedida y sucedida por ficciones de Turquía (“El Sultán” y “Kara para ask”), en un hecho que pareció simbólico de cómo las tiras locales están rodeadas en todos los flancos por los enlatados, más baratos de poner al aire y, encima, más productivos en cuanto a rating en los últimos años.

Pero “Sandro. La Serie” rompió con esa lógica y le dio aire a la ficción producida en Argentina al debutar con un estruendoso promedio de 15,4 puntos de rating, un número alto para el horario en que comenzó (las 22.30) y que la consagró como el programa de mayor audiencia de 2018.

Así, la tira sobre la vida, obra y mito de Roberto Sánchez, compuesta por 13 capítulos escritos por Esther Feldman y equipo, y con dirección del cineasta Israel Adrián Caetano, logró calentar la alicaída pantalla de la TV de aire: el magnetismo de uno de los últimos grandes ídolos populares y de una biografía marcada por el romance, el dolor y la música que marcó a una generación, y la expectativa por el gran elenco encabezado por Agustín Sullivan, Marco Antonio Caponi y Antonio Grimau como Sandro en sus tres etapas, sedujeron a la audiencia televisiva al punto de que la serie superó el mejor promedio de la mejor ficción de la temporada pasada, “Las Estrellas”.

FORMATO CORTO

Los trece episodios de la serie se emitirán solo durante tres semanas, de lunes a jueves a las 22.30, por la pantalla de Telefé. El formato corto elegido para contar la vida del astro que quiso ser Elvis y terminó siendo Sandro de América ratifica el rumbo de la ficción nacional hacia el futuro. El público se acostumbró a ficciones cortas, de gran calidad de producción y libros que empiezan y terminan, y no continúan al infinito con giros y contragiros. El formato de la miniserie permite controlar mejor la calidad de estos factores clave, y a la vez que aumenta la calidad de la producción, como pudo verse en la primera noche de “Sandro” al aire, reducen los costos. Se trata además de formatos atractivos a la hora de apostar al mercado internacional: antes de su estreno la serie concretó ventas a Chile, Colombia, Perú, Uruguay, Bolivia y Ecuador. A partir de estas ventas y de coproducciones con canales de cable con alcance a América latina, la ficción nacional resiste mientras se transforma.

Y también resiste Sandro, ese mito inoxidable que la serie promete, desde la placa que abre el primer episodio, explorar y deconstruir: más allá de la cuidada producción y el elenco de lujo, es “El Gitano” el que convocó al 50% del total de la audiencia televisiva frente al televisor en su primera noche al aire. El mismo que, a ocho años de su muerte, vive en su música, como demuestra el reciente lanzamiento discográfico de dúos post mortem, uno de ellos con Elvis, su gran espejo en aquellos días de Valentín Alsina retratados en el primer episodio, donde Sandro era todavía Roberto, un jovencito que soñaba con ser “uno en un millón”.

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