Arturo Dardo González Ibáñez

A los 76 años falleció el doctor Arturo González Ibáñez, profesional de dilatada trayectoria que se desempeñó en distintos centros médicos de la Región y se ganó el respeto no solo de sus pares, sino también de sus pacientes.

Hijo de Arturo González Ramella y María Teresa Ibáñez, una tradicional familia platense, había nacido en esta ciudad el 1° de diciembre de 1941; fue educado bajo normas del respeto y óptima convivencia con sus semejantes.

Cursó sus estudios en el Colegio San José y al graduarse en 1958 como bachiller, ingresó a la facultad de Medicina en donde obtuvo el título de doctor en Medicina. Luego se inclinó por la especialidad de Dermatología y fue discípulo de los maestros Alcides Conti y Norberto Cellerino, junto a ellos se capacitó y ejerció esa especialidad hasta los últimos tiempos. Además fue socio fundador de la Sociedad de Dermatología de La Plata.

La Policlínica Privada de Enfermedades de la Piel, Clínica Ipensa y el Instituto Olazábal fueron sus lugares de atención; durante 35 años atendió el consultorio de la especialidad en el Hospital Español, institución que lo tuvo entre sus médicos de planta hasta sus jubilación en el año 2006.

Por 32 años también fue médico del Servicio Penitenciario Bonaerense, fue director de Sanidad y pasó a retiro con la jerarquía de Inspector General.

En su juventud fue asiduo concurrente al Jockey Club, en donde conoció a Elsa Estela Granoni, quien luego se convirtió en su esposa.

En el plano deportivo fue simpatizante de Gimnasia y Esgrima La Plata y alcanzó el carácter de socio vitalicio.

Junto a su esposa, consolidó el proyecto de formar una familia que creció con los nacimientos de sus cuatro hijos: Ximena, Eugenia, Francisco y Lucrecia, a quienes les inculcaron normas esenciales de respeto. Ellos le dieron cinco nietos, Elena y Amalia Irurueta; Felipe y Joaquín Marchet y Camila González Ibáñez; él los amó con pasión y se encargó de ser un abuelo presente y compinche.

Arturo vivió conforme a normas de rectitud y honor y se calificó como “defensor de los verdaderos derechos que solo por haber nacido nos corresponden a todos los humanos”; todas cualidades por las que será recordado, ya que su existencia trazó un camino de bien.