Cuba va por otra histórica vuelta de página, con el fin de la era Castro en el poder

Hoy empieza la sesión parlamentaria que concluye mañana con la designación del nuevo presidente. Todas las fichas puestas en el vicepresidente Miguel Díaz-Canel

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En las Antillas
Descubierta por Cristóbal Colón en 1492, Cuba, antigua colonia española que se independizó en 1902, es la isla más grande del Caribe con una superficie de 109.884 km2 para 11,2 millones de habitantes (datos oficiales). La esclavitud, abolida en 1886, se convirtió en una fuerza de trabajo de origen africano que sustituyó a las diezmadas comunidades nativas.
Embargo
El 1º de enero de 1959, el dictador Fulgencio Batista, en el poder desde 1952, fue derrocado por los “barbudos” de Fidel Castro, que dos años después estableció una República Socialista. EE UU rompió relaciones diplomáticas con Cuba en 1961 y apoyó un intento fallido de invasión anticastrista en Bahía de Cochinos. En 1962, el hallazgo de los misiles soviéticos en Cuba -próxima a EE UU- desató la peor crisis nuclear de la Guerra Fría. El mismo año, Washington impuso a la isla un estricto embargo económico y financiero, aún vigente.
Deshielo
El 17 de diciembre de 2014, Cuba y EE UU anunciaron un acercamiento histórico, después de más de medio siglo de tensiones. Donald Trump puso fin a la “luna de miel “ en 2017.

LA HABANA

A dos meses de cumplir 87 años, Raúl Castro se alista para entregar mañana jueves la presidencia de Cuba a una nueva generación, en una transición que pone fin a casi seis décadas de poder de los hermanos que lideraron la revolución en la isla.

“Hemos recorrido un largo camino, largo, largo, y difícil (...) para que nuestros niños, los de ahora y los del futuro, sean felices”, afirmó en marzo el menor de los Castro, que remplazó en 2006 a su hermano enfermo Fidel, fallecido 10 años después.

Fidel y Raúl encarnaron la revolución y gobernaron Cuba durante 60 años, convirtiendo al país en uno de los protagonistas de la Guerra Fría, y lograron mantener a flote su comunismo caribeño, pese al colapso de su aliado soviético, que provocó una severa crisis económica en los años 1990.

La Asamblea Nacional (parlamento) elegirá durante una sesión que comienza hoy y culmina mañana, un nuevo presidente del Consejo de Estado encaminando a la isla a una nueva era.

La fecha del 19 de abril corresponde al 57º aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos (Playa Girón), cuando fueron derrotadas las tropas anticastristas, preparadas y financiadas por EE UU. El gobierno de Cuba la considera como “la primera derrota del imperialismo yanqui en América latina”, en 1961.

El primer vicepresidente y número dos del gobierno, Miguel Díaz-Canel, parece ser la persona elegida para suceder a Castro y convertirse en el nuevo rostro de Cuba, a sus 57 años.

Formado diligentemente en el Partido Comunista (PCC), este hombre de cabello cano ascendió discretamente los escalones del poder antes de convertirse en 2013, para sorpresa general, en el brazo derecho del general-presidente y en el delfín natural de los Castro.

“Habrá un sentido de renovación, y habrá un sentido de continuidad”, advirtió recientemente el canciller Bruno Rodríguez, otro de los cuadros del gobierno. Recordó que Raúl Castro acompañará a su sucesor, ya que mantendrá el control sobre el poderoso y gobernante PCC, único partido autorizado a existir en la isla.

RAÚL CASTRO, EN LAS SOMBRAS

Raúl liderará el PCC hasta 2021 -entonces tendrá 90 años- tiempo durante el cual puede garantizar una transición controlada frente a los múltiples desafíos que puedan surgir.

En “el trabajo ideológico (...), creo que sencillamente Raúl se va a concentrar en eso, con las fuerzas que todavía tiene, mientras Díaz-Canel se va a concentrar en la parte del gobierno, en tareas que son muy complejas y difíciles”, anticipó el politólogo cubano Esteban Morales.

El heredero tendrá que potenciar la indispensable “actualización” del modelo económico de corte soviético, en momentos en que Cuba enfrenta el debilitamiento de su aliada Venezuela.

También deberá hacer frente al recrudecimiento del embargo de EE UU y el frenazo dado por el republicano Donald Trump al acercamiento que ambos países iniciaron a fines de 2014 tras más de medio siglo de tensiones. Como se recordará, el 20 de julio de 2015, ambos países restablecieron sus relaciones diplomáticas. El 20 de marzo de 2016 Barack Obama hizo la primera visita de un presidente estadounidense en el cargo a la isla desde la revolución. Su sucesor Trump, partidario de una línea más dura, dio marcha atrás con el deshielo.

En la isla, la transición que arranca mañana alimenta moderados debates entre fervientes castristas y detractores, que esperan pocos cambios tras una elección en la que no participan directamente.

En marzo, los cubanos fueron convocados para elegir la Asamblea Nacional, de la cual saldrá el nuevo presidente. Pero los 605 candidatos para igual número de bancas fueron seleccionados de antemano por asambleas municipales y organizaciones civiles afines al gobierno.

“Cambian en el gobierno, pero sigue siendo del mismo tipo, siempre va a ser de los Castro. Aunque sea otro hombre, siempre va a ser el gobierno de Castro”, consideró Ariel Ortiz, un joven desempleado de 24 años que vive en La Habana.

“Dicen que Raúl deja la presidencia, y que vendrá otro más joven, eso es lógico, pero Raúl no se va, Raúl seguirá con nosotros siempre, como Fidel”, aseguró por su parte Raúl García, un jubilado de 79 años.

TRASPASO DISCRETO

Además, como para subrayar que no habrá una “revolución en la revolución”, las autoridades no tienen previsto realizar una ceremonia con gran pompa para la toma de posesión.

“Seguiremos (...) el camino de la revolución, continuará la marcha triunfante de la revolución”, dijo Díaz-Canel, durante las legislativas de marzo.

Sin embargo, ésta será la primera vez desde 1976 que el presidente cubano no llevará el apellido Castro, no formará parte de la generación “histórica” de 1959, no vestirá uniforme militar ni será el primer secretario del Partido.

Si es elegido, Díaz-Canel podrá suplir su déficit de legitimidad histórica con el apoyo de Raúl Castro, quien se encargará de cerrar las filas de la vieja guardia revolucionaria, vista como un freno para realizar reformas más ambiciosas.

El nivel de responsabilidad y el margen de maniobra que se le conceda como líder del nuevo Consejo de Estado y de gobierno, será una señal de la voluntad de reforma que tendrá el Ejecutivo en esta nueva era. (AFP, AP, EFE y TÉLAM)

 

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