“Cactus Orquídea”: una mirada sensible sobre lo efímero de la vida y del arte

Escrita y dirigida por Cecilia Meijide, la obra de El Ensamble Orgánico cierra mañana en exitoso ciclo off porteño en el Coliseo

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Tras tres funciones agotadas, mostrando lo mejor de la cartelera independiente del otro lado de la Autopista, mañana cerrará en el Coliseo Podestá el exitoso ciclo off porteño con el estreno de “Cactus Orquídea”, una mirada sensible sobre lo efímero de la vida y del arte en general, con dramaturgia y dirección de Cecilia Meijide.

“Con un promedio de más de 800 espectadores por función, el Coliseo fue visitado por nuevos espectadores o espectadores no habituales, como se dice en la jerga de este mundo ‘un público más de teatro’ además del ‘público de espectáculos’; juntos y reunidos disfrutando de cuatro propuestas que tienen su énfasis en la teatralidad, en sus procedimientos, en sus estéticas y que pueden prescindir de los requisitos de los cánones del teatro comercial”, remarcó Gastón Marioni, director del teatro municipal y promotor de esta iniciativa que mañana a las 20 llegará a su final.

Según Marioni, la obra con la que este ciclo bajará el telón, con entradas a $100, es sencillamente “una maravilla creativa”, que propone “una experiencia muy cautivadora y peculiar”, en la que “con humor y una profunda humanidad se narran historias extra/ordinarias en un puñado de actuaciones impecables”.

En la trama de “Cactus Orquídea”, tercera producción del grupo El Ensamble Orgánico, formado en 2003, un hombre pierde a su mujer y su vida se silencia. A través de su empleado conoce a una mujer, quien le regala una semilla que al plantarla hace volver a la persona que uno perdió. La puede ver y despedirse. Entre los espacios en silencio de esta historia, se entrelazan cinco historias donde lo cotidiano se encuentra con lo mágico.

Protagonizada por Ignacio Bozzolo, Lucas Avigliano, Laila Duschatzky, María Estanciero y Gastón Filgueira Oria, la obra es el resultado de una minuciosa investigación de la Ciudad de Buenos Aires, con una mirada profunda sobre las distintas realidades y su conexión con el arte.

Según contó Cecilia Meijide en diálogo con EL DÍA, lo interesante de la propuesta es cómo en escena se narra el relato que esa mujer desconocida le cuenta a ese hombre, con los cinco actores “poniéndole el cuerpo a ese relato que la tiene a ella apareciendo y desapareciendo como narradora”, y cómo, a partir de esas historias, se van generando subtramas que se van hilvanando con delicadeza para contar, a su vez, otra idea englobadora.

“Hay muchas líneas para seguir pero la obra habla mucho de lo impermanente, del cambio constante, de los ciclos de la vida y de la muerte. El cactus orquídea es una flor que florece una sola noche al año y, por lo tanto, está hablando de lo efímero de las cosas, de vivir el presente. Lo efímero de la planta, también, trasladado a lo efímero del teatro y de la función, que se hace cada noche”, explicó la dramaturga.

En relación al proceso creativo, remarcó que “el texto fue construido mientras se ensayaba, o sea que el abordaje escénico fue totalmente funcional al relato, tanto desde la escenografía, como el vestuario o la música”, dándole origen a “todo un conjunto que brotó como una sola cosa”.

Dentro de la puesta, se destaca la escenografía realizada a partir de una premisa de la directora que quería que presentara espacios distintos para ubicar cada una de esas historias. “En el teatro, estamos acostumbrados a uno o dos lugares, o algún mecanismo, pero yo quería un bar, una ferretería, una calle, un museo y varios escenarios más. Quería que se contara con apenas algunos signos, para poder ilustrar un lugar diferente, y quería que aparecieran y desaparecieran”, anticipó Meijide sobre un proceso de exploración que derivó, finalmente, a una “situación con volúmenes”, en la que el piso, de repente, se transforma en elementos como un mueble o una pared.

Entusiasmada con la idea de salir a la conquista de nuevos públicos, sobre todo en un “teatro con tanta historia como el Coliseo”, Meijide intentó explicar el éxito de su obra, que, tras su estreno en 2013, ha sido destacada por los premios María Guerrero y Trinidad Guevara, además de haber sido seleccionada para participar del FIBA en 2015. “Creo que el hecho de haberla ensayado tanto, y con muchos personajes surgidos de los propios actores, genera algo que hace que el espectador se meta enseguida. Tiene temáticas atractivas (surgidas desde cinco personajes principales y muchos secundarios) y está teñida de nostalgia, de esa idea de salir adelante de una situación difícil; habla de la soledad y de la dificultad de comunicarse en una ciudad llena de gente, pero lo hace desde el humor, sin golpes bajos, y creo que eso genera en el espectador mucha empatía y a la vez no permite que sea algo triste en sí mismo”, concluyó.

 

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