Alarma la tendencia de muchas personas a automedicarse
Edición Impresa | 14 de Mayo de 2018 | 03:28

Hace ya varias décadas que numerosos profesionales y entidades médicas vienen dando voces de alerta acerca de los muy elevados niveles de automedicación existentes en el país, en tanto que esa situación se ha visto acentuada en los últimos años por la aparición de las redes de internet en donde muchos pacientes buscan primero en la web antes de acudir a la consulta médica.
Se ha llegado a tales extremos que un reciente informe determinó que seis de cada diez argentinos utilizan Internet para hacer consultas sobre temas de salud y autodiagnosticarse, y nueve de cada diez buscan en páginas que no tienen acreditación médica, según lo especialistas en el tema.
En nuestro país distintas fuentes médicas vienen advirtiendo que se detectan fenómenos tales como el abuso de analgésicos, entre otras tendencias nocivas para la salud de la población. Hace dos años se precisaba que en la Argentina se vendían unas 70 millones de cajas de analgésicos, superando con creces la venta de otros medicamentos, lo que indujo a entidades médicas y farmacéuticas a advertir ante lo que consideraron un exceso por parte de muchas personas.
En tanto, una reciente investigación de un conocido portal médico, que encuestó a más de 1.000 profesionales del país, mostró que el 94 por ciento opinó que sus pacientes “buscaban primero en la web antes de consultar”, mientras que el 60 por ciento llegaba “creyendo saber lo que tenía”. De allí surge, como consecuencia negativa, la automedicación, sin descartar que mucha gente se automedica por sugerencia de un conocido -un familiar o un compañero de trabajo- que carecen de conocimientos, pero en quienes confían.
Resultan atinadas estas observaciones que apuntan a remarcar el peligro de la automedicación. Se sabe que, cotidianamente, a los hospitales y centros de atención, llegan pacientes automedicados, con secuela de problemas hepáticos, gástricos y cardíacos, que representan un alto costo para el Estado o las obras sociales, al mismo tiempo que causan un deterioro en la salud de las personas involucradas, y que podrían ser absolutamente prevenidos.
El uso abusivo de sedantes o estimulantes sin prescripción médica, el hábito de recurrir en forma automática a drogas alguna vez recetadas, con prescindencia del método y las restricciones indicadas por los facultativos, deriva en excesos sumamente dañinos y peligrosos.
Está claro que, sólo a partir de nociones fuertemente arraigadas, existe la posibilidad de que se reviertan tendencias que ya están incorporadas a la vida cotidiana y que también, en gran medida, son fomentadas por algunas propagandas que debieran ser controladas y equilibradas por algo más que el formulismo que recomienda consultar a su médico.
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