Venezuela va a las urnas en un clima de crisis y desesperanza

Ayer cerró la campaña para las elecciones del domingo en las que Maduro buscará ser reelecto presidente de un país jaqueado por la inflación y el desabastecimiento

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Por FABIOLA SÁNCHEZ
Associated Press

CARACAS

En una bulliciosa y estrecha calle del barrio caraqueño de Petare, una mujer se detiene frente a un puesto que vende pellejos de pollo. Para ella, como para muchos otros venezolanos, éste es el último recurso para alimentarse en medio de la brutal crisis que golpea al país.

La campaña para las elecciones presidenciales del domingo próximo no ha logrado atraer a los miles de venezolanos que están más abrumados por conseguir comida y medicamentos que por votar.

Mientras Vaceliza Villa, una desempleada de 47 años, gasta sus últimos ahorros en alimentos para ella y su hija de seis años, otra mujer se sube a un vehículo con un megáfono e invita a los transeúntes a votar por un candidato opositor. Y aunque podría parecer imposible que los venezolanos que viven un día a la vez puedan pensar en el futuro político de su país, la mujer grita “la esperanza está en el cambio”.

El llamado pasa inadvertido para Villa y cientos de transeúntes que al atardecer corren presurosos a las ventas callejeras. Mientras tanto, decenas de motocicletas y pequeños micros atestan la vía de uno de los mayores barrios de Caracas que fue escenario de los cierres de campaña del candidato independiente Henri Falcón, principal rival del presidente Nicolás Maduro, y del pastor evangélico Javier Bertucci.

“Poco me importa lo que pase el domingo con las elecciones porque mi única prioridad es cuánto me va rendir esto”, afirma Villa mientras sostiene una bolsa de un kilo de pellejos de pollo que comerá con su hija durante una semana junto con algo de yuca.

Villa admitió que no le ha prestado atención a la campaña que culminó ayer y es considerada la más cuestionada de la historia reciente de Venezuela debido a señalamientos de poca transparencia y falta de imparcialidad de las autoridades electorales, según un reciente informe de la organización Observatorio Electoral Venezolano.

Pese a las críticas locales e internacionales y los llamados de la Iglesia católica para que se suspenda la votación para hacer frente a la crisis, Maduro -que figura como favorito- ha descartado la postergación.

El mandatario izquierdista de 55 años -que se considera heredero político del fallecido presidente Hugo Chávez- ha salido en defensa del Consejo Nacional Electoral, controlado por el oficialismo, y del sistema electoral asegurando que es el “más completo y perfecto” del mundo.

Los rigores de una inflación que se duplica cada 35 días y que alcanzó el mes pasado una tasa anual de 13.776%, según estimaciones de la Asamblea Nacional (parlamento) controlada por la oposición, la cada vez más severa escasez de alimentos y medicamentos y el desplome económico agravado por la difícil situación de la industria petrolera le han quitado protagonismo al proceso electoral.

La pobreza aqueja al 87% de los venezolanos y nueve de cada 10 no tienen recursos para pagar su alimentación diaria, reveló un estudio que realizaron el año pasado tres de las principales universidades del país. Por eso, el desinterés hacia cualquier tema que no implique la satisfacción de las necesidades básicas es cada vez más común.

Durante las seis décadas de democracia que ha vivido Venezuela, las campañas electorales estuvieron caracterizadas por movilizaciones masivas que convertían al país en una gran fiesta de alegría y esperanza. En contraste, los últimos 26 días de campaña han estado dominados por la apatía, la desesperanza y la desconfianza, lo que ha alimentado el riesgo de que la abstención pueda jugar un papel fundamental en los comicios.

 

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