Salidas “escalonadas” y voluntarios, el plan contra la doble fila en las escuelas
Edición Impresa | 10 de Junio de 2018 | 03:10

Entre las 7.15 y las 8 y las 16.15 y las 17 la escena “choca” a cuanto automovilista pasa por una escuela. En esas horas resulta imposible mantenerse en el mismo carril y a medida que se avanza hay que ir esquivando autos. Es la ya histórica, molesta y peligrosa doble fila que se forma a la entrada y salida de clases en los alrededores de los colegios y que ahora el Municipio busca resolver con un nuevo plan.
La secretaría de Convivencia y Control Ciudadano apelará, para terminar con la doble fila generada por la actividad educativa, a un modelo que ya se aplica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que mostró buenos resultados, asimismo, en metrópolis como Barcelona. Sucintamente, el proyecto consiste en un programa de ingreso y egreso de los alumnos a los establecimientos con la ayuda de voluntarios que los harán bajar y subir del auto de sus padres (que no saldrán del vehículo) en segundos. Se apuesta así a agilizar el tránsito en el espacio vial cercano a las instituciones educativas, públicas y privadas.
Los voluntarios, según el plan, serán padres, abuelos o incluso vecinos de las escuelas que se presten a colaborar durante unos minutos en el soporte de ayudar a subir y bajar de los autos a los niños. Por ahora, se trata de una iniciativa que se estudia en la secretaría de Convivencia y Control Ciudadano. Es que los especialistas del área de Tránsito deben definir cómo se dividirá el polígono del casco urbano de la Ciudad para elaborar el diagrama, los sectores del cordón de la vereda de los que dispondrá -liberándolos de la ocupación de vehículos- cada establecimiento para el detenimiento rápido de los autos y el acuerdo con las instituciones para reunir a quienes se presten para la tarea de colaborar con la entrada y salida de clases.
Los voluntarios, según el plan, serán padres, abuelos o incluso vecinos de las escuelas
Dentro del casco céntrico platense hay, según se estima en la Comuna, unos 280 colegios de nivel primario entre los de gestión pública y los de gestión privada. En principio, luego de dividir virtualmente la Ciudad, se tomarán algunas escuelas para llevar adelante el proyecto como prueba piloto que sirva, además, de ejemplo en otros establecimientos. El paso siguiente será establecer la prohibición de estacionar en algunos metros del cordón de vereda del edificio escolar y ahí podrán parar por un brevísimo instante los padres que lleven a sus hijos a estudiar. El voluntario, que estará parado en el acceso al colegio, se acercará y ayudará al nene a bajar del vehículo con su mochila, que tendrá que ir en el asiento junto al chico para poder realizar esa maniobra rápidamente.
De acuerdo a relevamientos efectuados por la Municipalidad, es más problemática la salida que la entrada a las escuelas. Para ese momento se planea dividir el egreso de los chicos por turnos: primero se irían los que retira el transporte escolar, después los que se van caminando y finalmente los alumnos que van a buscar sus padres.
Otro detalle advertido por los técnicos de Control Ciudadano y que se tendrá en cuenta a la hora de elaborar el croquis del sistema es que, según señala el secretario de la repartición, Roberto Di Grazia, “sabemos que en las escuelas públicas son menos los autos que van; la mayoría de los chicos llega en transporte escolar o a pie, por lo que en esos casos es más fácil de resolver la cuestión del tránsito”.
Cómo es en CABA
La experiencia tiene un tiempo en la capital federal. En ese caso, los que cumplen el rol de “agentes viales” son los docentes y los padres de los chicos. “Sube y baja” se llama el sistema porteño que promueve el ordenamiento vial en la entrada y salida de los colegios a través de una serie “de recomendaciones y buenas prácticas”, según se indica desde el programa, que ha tenido un resultado más que exitoso, aseguran: “la disminución de la doble fila es del 100 por ciento”, afirman.
En el caso de la iniciativa porteña, son parte de la ejecución del proyecto las instituciones de enseñanza, los padres, los maestros, los docentes y durante el período de adaptación del programa participan inspectores municipales de tránsito.
Cada establecimiento tiene la zona del cordón donde paran el transporte escolar y los vehículos particulares demarcada con color amarillo. En ese sector se detienen los coches y los voluntarios, con chalecos reflectivos de seguridad ayudan a los alumnos a descender y tomar sus mochilas, que no deben estar en el baúl. El conductor nunca se baja del auto.
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