Enrique Pinti: “Acá no hace falta tener bolas de cristal, con las de plomo que tenemos es suficiente”

Enrique Pinti aclara, por las dudas, que de ninguna manera quiere que el país se destruya pero sostiene que, a los 78 años, es el pesimismo o la falta de expectativas lo que invade su análisis crítico sobre este momento, en el que “no está pasando nada que no haya pasado antes”, porque todo es cíclico, dice, por eso “no hace falta tener las bolas de cristal, con las de plomo que tenemos es suficiente”.

Después de unos meses de descanso, tras una exitosa temporada de verano, el humorista político acaba de retomar “Otra vez sopa”, un espectáculo en el que le da rienda suelta a su verba para mostrarnos, desde la ironía y la acidez, su mirada sobre la realidad nacional y mundial, con el que mañana a las 20 se presentará en el Coliseo Podestá.

Antes del show, Pinti, uno de los pocos que ha podido sostener en el tiempo un espectáculo durante más de tres décadas y que ha sido visto por más de tres millones de espectadores, su emblemático “Salsa criolla”, dialogó con EL DÍA sobre la actualidad política y su presente profesional, que lo tiene bastante activo, entre el teatro y la televisión, formato al que acaba de regresar con un interesante proyecto por la Televisión Pública, de lunes a viernes a las 23.45.

“Del cabildo al shopping”, basado en el libro de monólogos que editó antes del 2002, llegó a la tevé de la mano del director Leandro Panetta, quien adaptó los textos en breves piezas audiovisuales en las que, a través de técnicas de animación innovadoras, el público entra en su universo onírico, siendo parte de las pesadillas del humorista que lo llevan a convivir con figuras que van desde la Reina Isabel hasta Borges, pasando por Juan de Garay y Manuel Belgrano, entre otros.

Sus últimas experiencias en la pantalla chica habían sido los ciclos “Luz, cámara, Pinti”, por la tevé pública, y “Pinti y el cine”, por TN, en los que, entre kirchneristas y no kirchneristas mostrándose los dientes permanentemente, se dio el lujo de hacer coincidir en sus programas a figuras “antagónicas” como Federico Luppi y Mirtha Legrand, o Ricardo Darín y Pablo Echarri, algo que rememora con orgullo, “porque no había grieta posible”, y que le gustaría poder retomar, quizás, como un modo de volver a acercar posiciones, en este contexto que otra vez se muestra irreconciliable.

“Lo que estamos viviendo ya lo hemos vivido. Casi todos los países repiten su historia de manera bochornosa”

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“Cuando tenés 80 años no te dejás envolver con los discursos ni con el piripipí”

“Creo que todo lo que estamos viviendo ya lo hemos vivido de distintas maneras, y eso es lo que a mí, a mis 78 años, me llama la atención. Casi todos los países repiten sus historias de manera bochornosa”, tira, y cita mil ejemplos en un minuto, entre los que destaca a Estados Unidos con el “disparate de Trump, que antes fue Bush hijo, y mucho antes, Bush padre”. También habla de los magnicidios, de Lincoln a Kennedy, y de los atentados a las escuelas, una triste tradición del país del norte.

“Pero lo mismo pasó en Europa, con las guerras mundiales, las civiles, el comunismo de Stalin, el fascismo de Hitler, Mussolini, y Franco. Se han dado la cabeza contra la pared 150 veces. Hubo campos de concentración, tortura, horror. Después parecía que habían recobrado la cordura, y todo volvió a explotar con el Mayo Francés, y mandaron todo a la mierda. Y ahora tienen el agregado del terrorismo islámico, que hay atentados cada tanto. Siempre se repite el caos”.

En este análisis de “mal de muchos”, encuentra Pinti un haz de luz en tanta oscuridad, que no debería ser un “consuelo de tontos”, según opina, que tiene que ver con que el derramamiento de sangre no está en nuestro ADN. “En general, salvo las Malvinas, somos uno de los pocos países del mundo que no tuvimos un enfrentamiento bélico desde la Guerra del Paraguay. Eso es un privilegio que no se da o no se dio en la mayoría de los países del mundo”.

Lo que sí tenemos es “corrupción y una serie de incongruencias y metidas de pata que siempre se traducen más en crisis económicas, que también son sociales y morales, desde luego, que hacen que uno, cuando llega a una determinada edad, como la mía, vaya perdiendo un poco las expectativas. Cuando uno tiene 30 y 40, si no cree en nada, es un idiota, porque tiene la fuerza y la vida por delante para poder corregir las cosas que no te gustan. Pero cuando vos ya tenés casi 80 años, las esperanzas están pero las expectativas cero. Porque ya viste todo lo que hicieron y además no te dejás envolver con los discursos ni con el piripipí. Porque yo como viví todo esto, sé lo que va a pasar”.

Desde que fue consciente, vio desfilar gobiernos y propuestas de cambio y mejoras que, reconoce, nunca llegaron a nada porque, sostiene, “nunca nada funcionó” (ver aparte). Y siempre estaban los viejos, quejándose de los nuevos, o los nuevos denunciando a los viejos por quererlos desestabilizarlos...

Según considera, nosotros, los ciudadanos, tenemos también una cuota de culpa en este devenir cíclico aunque menor “porque lo único que hacemos es creer en lo que nos dicen y votamos, a veces bien, y a veces no votamos, como yo, que me acojo a mi edad, y digo ‘ya está bien’, porque a mí ya me rompieron el culo 50 veces, y yo no voto más. Pero no por indiferencia, sino porque es legal, puedo después de los 70 no ir a votar. Me duelen las piernas, en la escuela tengo que subir dos pisos por escalera, el ascensor no anda, y digo me voy a romper el alma para subir a la mesa 169, ¿para qué?, ¿para elegir a Cristina otra vez?, ¿al pelotudo este de Macri? No. ¡Yo no voto más!”.

En este contexto, dice bromeando que ve como presidente “hasta el Mago sin dientes o Jacobo Winograd”, y no se sorprende con el rumor que volvió a instalarse sobre el interés presidencial de Tinelli, “que es un tipo que conozco, bien intencionado, con fuerza y con carisma”, pero, asegura, “son características que no alcanzan para gobernar un país” que, de todos modos, “tampoco las tiene Macri, ni un montón de gente”.

“Marcelo está en una carrera muy parecida a la de Macri, que empezó como Presidente de Boca, desde donde hizo una gran campaña, después fue Diputado, Jefe de Gobierno y ahora Presidente de la Nación. Si me decías a mí cuando estaba en Boca que iba a ser esto, hubiera lanzado una carcajada, pero bueno, llegó. Por lo menos Tinelli habla mejor que él”, cierra, con su acidez característica.