Efecto Weinstein: ningún predador está a salvo en el mundo de la farándula

La publicación de acusaciones por violencia sexual contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein destapó la olla, desatando una ola similar de denuncias contra otros hombres famosos y poderosos: la caída del magnate propició que miles de mujeres se atrevieran a revelar sus experiencias, que habían ocultado con la convicción de que los hombres de la industria eran impunes.

Pero hoy, sin embargo, se vive un momento histórico donde esa impunidad se disuelve a medida que Hollywood destapa el velo que protegía a sus varones, revelando la profundidad y lo sistemático del abuso en la industria. Y, como un efecto catarata, otras industrias comienzan a mostrar sus miserias, envalentonadas las víctimas por la imagen del pasado viernes que mostraba a Weinstein, otrora dueño virtual del cine, esposado.

Sin ir más lejos, en las últimas dos semanas aparecieron denuncias contra Luc Besson, cineasta francés (las autoridades francesas investigan una acusación por violación contra Besson. Él niega cualquier delito) y Morgan Freeman, acusado de “conducta inapropiada” que habría incluido tocamientos y acoso verbal (el actor también niega todo, y contraataca).

Pero estos dos son apenas la punta de un ovillo que no deja de desmadejarse, con denuncias contra figuras como el chef celebridad Mario Batali, (una mujer dijo en “60 Minutos” que la violó y abusó sexualmente de ella en 2005. Batali niega haber atacado a la mujer); Nick Carter, el cantante de los Backstreet Boys, acusado por la cantante pop Melissa Schuman de violarla aproximadamente hace 15 años (Carter ha negado sus acusaciones); Louis C.K., comediante acusado en la cima del éxito por cinco mujeres de una conducta sexual inapropiada (el estreno de su película “I Love You, Daddy” fue aplazado y su especial de Netflix fue cancelado luego de que CK aceptara las acusaciones de haberse masturbado frente a las víctimas sin su consentimiento); y los actores Richard Dreyfuss y Dustin Hoffman, (acusado por una mujer de acosarla cuando ella tenía 17 años; Hoffman negó haber cometido alguna falta).

La interminable lista incluye también otros ilustres: John Lasseter, director de Pixar y Disney Animation, fue acusado por varias mujeres de toqueteos indeseados (tomó licencia y se disculpó por los “traspiés”...); el cineasta Brett Ratner, acusado por al menos seis mujeres de acoso sexual; Steven Seagal, acusado por varias mujeres de agresión sexual; y Kevin Spacey, un caso resonante, ya que el actor de “House of Cards” fue eliminado de la serie que popularizó luego de haber sido acusado por al menos 24 hombres de una conducta sexual inapropiada, incluyendo algunos que decían haber sido menores al momento de los hechos. Además de ser despedido de “House of Cards” fue reemplazado en la película de Ridley Scott “Todo el dinero del mundo” cuando ya estaba completada.

Más nombres del mundo del espectáculo incluyen a Jeffrey Tambor, el actor de la serie “Transparent”, acusado por una actriz y su asistente de conducta sexual inapropiada (él niega la acusación y dijo en un comunicado que “nunca ha sido un predador, nunca”, aunque se apartó del proyecto de HBO “para no dañarlo”); George Takei, mítico actor de “Star#Trek” y militante por los derechos LGBTI (un hombre afirma que lo agredió sexualmente); James Toback, guionista y director acusado por cientos de mujeres de acoso; y Matthew Weiner, creador de “Mad Men”, que fue acusado por una mujer de acoso sexual.

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LA#INDUSTRIA#DEL #ENTRETENIMIENTO

La ola de denuncias en Hollywood empujó a otras patas de la industria del entretenimiento a destapar su olla. En el mundo del teatro, el reconocido dramaturgo Israel Horovitz, dramaturgo ha sido acusado al menos por nueve mujeres de una conducta sexual inapropiada, incluyendo besos a la fuerza y violación. Dijo al New York Times que recuerda que las cosas ocurrieron diferente a lo que dicen las mujeres y se disculpó “con todo mi corazón, a cualquier mujer que se haya llegado a sentir en riesgo por mis acciones”.

En el mundo de la música las acusaciones todavía no han caído en la misma medida que en otros sectores a nivel internacional, más allá del resonante caso de R. Kelly, acusado de agresión sexual, de infectar a una mujer a sabiendas con herpes y de encerrarla en habitaciones como castigo. Su equipo de representación ha rechazado hacer declaraciones sobre la demanda, mientras que el artista fue desplazado de las playlists de Spotify en una medida sin precedentes.

En Argentina, sin embargo, la historia es distinta: la tóxica cultura del rock ha sido víctima de su propio karma con una serie extensa de denuncias contra varios artistas, incluida la reciente y estremecedora acusación contra Joaquín Levinton, líder de Turf, y las acusaciones varias contra Cristian Aldana, de El Otro Yo, cuyo juicio comenzó el mes pasado.

En el mundo de la música académica también pasa porque, claro, pasa en todos los ámbitos: James Levine, reconocido director de orquesta, fue acusado al menos por cuatro hombres de una conducta sexual inapropiada. Dijo que las acusaciones son infundadas y demandó a la Ópera Metropolitana, argumentando que la compañía explotó las acusaciones infundadas para afectar su reputación y despedirlo después de solo haberle llamado por teléfono.

Y también ocurre en el mundo literario: Junot Diaz, autor galardonado con el Pulitzer por “La maravillosa vida breve de Oscar Wao”, enfrenta una serie de acusaciones por una conducta sexual inapropiada y misoginia contra otras autoras. Ningún predador está a salvo en el mundo del espectáculo.

Se vive un momento histórico donde la impunidad se disuelve en Hollywood

Luc Besson - cineasta francés

Las autoridades francesas investigan una acusación por violación contra Besson: según la supuesta víctima, el director de “El quinto elemento” le habría dado drogas para que perdiera el conocimiento, y al despertar habría descubierto que había sido víctima de abusos. Él aceptó conocer a la mujer pero niega cualquier delito y, hasta ahora, los exámenes médicos han dado a su favor.