La Naranja Mecánica deslumbró a todos por su juego, pero no pudo con la Alemania del Kaiser
Edición Impresa | 9 de Junio de 2018 | 03:37

Fue una serie interminable de pases consecutivos. Fue una jugada electrizante que culminó con el penal de Vogts a Cruyff, y que luego Neeskens cambió por gol apenas a dos minutos de iniciada la final de la Copa del Mundo de 1974.
Fue la impronta de aquella Holanda del “fútbol total” . Y también fue el comienzo de lo inesperado. Nadie imaginaba otra escena que la de Johan Cruyff, capitán, líder y cerebro de aquella “Naranja Mecánica”, levantando la flamante Copa FIFA.
“Tan temprana ventaja nos desequilibró”, dijo el propio Cruyff de aquella final de 1974, que terminó ganando Alemania Federal por 2-1. El telón fue con Franz Beckenbaur alzando el trofeo. La última imagen del “Kaiser” como jugador en un Mundial.
En la primera fase, Alemania Federal y Alemania Oriental estuvieron en el mismo grupo. Y los dos pasaron de ronda, dejando atrás a Australia y Chile.
Los chilenos, para llegar al Mundial, tuvieron que disputar un repechaje contra la Unión Soviética. Tras empatar sin goles en Moscú, los soviéticos no se presentaron a jugar la revancha, por el golpe de estado en Chile.
Yugoslavia, Brasil y Escocia finalizaron el grupo con cuatro puntos. Pero los británicos quedaron eliminados porque fueron los que le convirtieron menos goles a la débil selección de Zaire, el otro integrante del grupo.
En el Grupo 3, Holanda no sólo llamó la atención porque les permitían a los jugadores concentrar con sus novias y esposas. El elenco dirigido por Rinus Michels marcó una gran superioridad ante sus rivales. Venció a Uruguay y Bulgaria y empató con Suecia, el otro clasificado. Polonia encabezó su grupo con puntaje ideal. El otro lugar lo consiguió Argentina, que en el estreno, perdió frente a los polacos, luego empató con Italia, y para clasificar, en la última fecha, debía vender por varios goles a Haití y esperar que los italianos fueran derrotados por Polonia.
Los resultados se dieron para Argentina, aunque años más tarde algunos de sus jugadores aceptaron que habían incentivado a los polacos ante Italia.
En la segunda ronda, se alteró el sistema de competencia respecto de los anteriores Mundiales, en los que la eliminación era directa. Se dividió a los ocho clasificados en dos zonas. Los ganadores de cada una jugarían la final, y sus perseguidores (segundos), por el tercer puesto. En esa fase, Holanda se cruzó con Argentina (4-0), Alemania Oriental (2-0) y Brasil (2-0).
La final de Munich enfrentó a Holanda con la local Alemania. Dos maneras de concebir el fútbol frente a frente. El romanticismo de la Naranja Mecánica de un lado con la inmediatez y el pragmatismo de Die Mannschaft del otro.
De entrada, nomás, Holanda ganaba con un penal de Neeskens. Sin embargo, Alemania no se entregó y pudo dar vuelta el resultado antes del final del primer tiempo. Gracias a Paul Breitner y Gerd Müller, el complemento se reanudó con un 2-1 a favor de los organizadores.
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