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Entre el humor y la reflexión

Entre el humor y la reflexión

Alejandro Castañeda

15 de Julio de 2018 | 05:02
Edición impresa

Estar ausente es también una forma de estar. Lo saben los borrados que por aquí hicieron historia. Al término lo popularizó Casildo Herrera, aquel dirigente de la CGT que, en una de nuestras debacles más recordadas, dijo “me borré”, como si saber distanciarse fuera un estilo. Y lo reactualizó Hernán Lorenzino, un ministro de Economía que, cuando le preguntaron por la inflación K, prefirió seguir al pie de la letra el relato de la gran fabuladora: “De ese tema no hablo, me quiero ir”. Para algunos, los trastornos se resuelven al no nombrarlos. Desaparecen. Y lo confirma este argentino, Ariel Naser, un super desorientado que fue encontrado en Perú y se volvió a perder en Buenos Aires. Un modelo de ausente perfecto. Lo ubican, le dan cama y comida, pero huye hacia el desamparo. El hombre se marchó otra vez a ninguna parte. Ese es su mapa. Cree que hay que esconderse de la vida. Y hay que respetarlo. Algunos se van para poner distancia con este mundo complicado. Otras veces, es un misterio. El 8 de enero de 2017, a Nining Sunarsih una ola la arrastró mar adentro en una playa de Indonesia. Y no se supo nada más de ella. Increíblemente, un año y medio después, la mujer de 53 años fue encontrada cerca de allí y con la misma ropa que tenía el día que desapareció. ¿Amnesia? Hay señoras que se van y no porque se olvidaron de algo, sino porque quieren olvidar todo. No es la única que prefiere que se la trague una ola antes que la ahogue la rutina.

Muchos eligen la huida permanente. Pero no los dejan. Enseguida salen a buscarlos. Es gente que se escapa porque sí, a voluntad, sin propósitos, sólo por el hecho de dejarse ir, con ola o sin ola, soñando con una distancia curadora que los ponga lejos de lo que tienen cerca. Personas sanas que eligen la soledad total y profesan la mística de la desaparición. Nada de fotos, nada de clínicas del reencuentro ni de consejos de psicólogos de TV. Su plan es darle la espalda a todo, menos a la vida, porque no son suicidas, son ausentes sin aviso que no dejan rastros, prófugos taciturnos que se apaciguan solitos.

Este año reapareció el físico nuclear Antonio Gentile, al que desde hace cuatro décadas venían dando por desaparecido. “Me pareció interesante hacerme pasar por muerto”, le dijo a un ex compañero, tras ser descubierto. Lo que hizo este científico del Instituto Balseiro fue reconstruirse desde la lejanía. Sabía que lo buscaban, pero prefirió quedarse allí, en Estados Unidos, disfrutando su disfrazada muerte, jugando a no estar donde lo recordaban y a existir donde lo ignoraban.

Estos personajes son grandes renunciadores. La ausencia les da contenido a su existencia. Aman un irse permanente que está más allá de toda meta. Y siguen huyendo porque nunca llegan. Apuestan a un sano alejamiento. Y buscan ese lugar que no te exija tener que vivir siempre. Su perspectiva es la nada. Creen en la pura soledad. Y sienten que lo de Google, con el derecho al olvido, hay que saber aprovecharlo. ¿Por qué Messi se ausenta? No sólo Baradel siente pánico ante el presentismo.

Los futbolistas criollos, sobre todo los que triunfan lejos, suelen fugarse en pleno partido y ante millones de personas que desesperan por querer reencontrarlos. Quizá el Himno los ponga en pausa. ¿No habrá que cantar Aurora en esas canchas? Los laureles que supimos conseguir están marchitos. La genialidad de estos borrados es haber descubierto que la realidad está para ignorarla. Es un remedio. Porque el fixture nuestro no da tregua. Un super martes nos jugamos contra Francia y al otro, contra los Lebac. Por eso nos mejora el ánimo los feriados. Porque no hay que aguardar resultados, ni números ni expectativas. El país se pone en modo espera, se borra, sale de las pizarras y sólo aspira, como aquel científico fugado, a que nadie nos localice y pide explicaciones. Patria de contrasentidos. Unos piensan en las primarias y los otros, en el final. El país siempre cree estar jugando alguna copa, pero la realidad nos avisa que nunca pasamos del comienzo. Vivimos en plan campeón y nos golean en el precalentamiento.

Messi estuvo ausente. No sólo Baradel le tiene pánico al presentismo

 

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