Escuela y trabajo en una cárcel nueva, sólo para jóvenes de entre 18 y 21 años

La Provincia aplicará una nueva receta para tratar de lograr la reinserción de delincuentes en edad temprana. A fines de año abrirá en Campana una cárcel destinada a internos varones de entre 18 y 21 años, que estén cumpliendo condenas menores a 5 años, relacionadas con delitos como robo, hurto o encubrimiento.

Según el gobierno bonaerense, el programa no tiene antecedentes en Sudamérica y para encontrar algo similar hay que ir hasta Alemania o Estados Unidos. No obstante la idea, desde la Comisión por la Memoria se advirtió sobre la situación en todo el sistema, que recibe más del doble de presos de lo que indica su capacidad, se denunció desde el organismo.

El Ministerio de Seguridad, informó que la unidad comenzará a funcionar a fines de este año con espacio para 616 reclusos. Está diseñada en cuatro módulos, cada uno de los cuales, además de las celdas, tiene aulas, talleres y un polideportivo. Todo forma parte del menú especial que se propondrá. Asimismo, habrá un centro para el tratamiento de adicciones.

En cuanto a infraestructura para la educación y el trabajo, habrá una escuela con capacidad para 480 internos -la más grande del Servicio Penitenciario Bonaerense- y un aula taller móvil donde se dictarán cursos de alfabetización digital. En tanto, los talleres de trabajo ocupan más de 800 metros cuadrados y tienen capacidad para 200 internos. “El objetivo es trabajar dos ejes principales”, indicaron. “La plena ocupación y un abordaje asistencial intensivo con foco en la educación, el trabajo, el deporte y la salida laboral”, se explicó desde el Ministerio acerca de los ejes de trabajo en la cárcel “modelo”.

El proyecto tiene tres etapas secuenciales y progresivas. La primera, de Admisión, busca que el interno incorpore las reglas básicas de convivencia y de respeto. La segunda, de Tratamiento, implica que el interno estudie y se capacite en algún oficio o participe de un espacio laboral. En la última, denominada Proyecto Ciudadano, se busca que realicen tareas comunitarias que estimulen a convivir con responsabilidades.

En el sistema carcelario bonaerense se encuentran alojados 3.402 jóvenes (entre hombres y mujeres), cuyas edades van de los 18 a los 21 años y que conforman la población más vulnerable.

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El 97% son varones y el 47% del total se encuentra alojado en unidades y alcaidías del Conurbano. De éstos, más de la mitad (58%) están procesados por delitos contra la propiedad.

La sobrepoblación carcelaria es uno de los factores que impide asistir a este segmento de jóvenes de manera adecuada, porque “potencia la conflictividad y dificulta el trabajo de los agentes en tareas de asistencia y tratamiento, quienes se encuentran abocados principalmente a la seguridad”, confiaron desde el organismo provincial.

Por esta razón, refirieron los voceros, “es sumamente difícil poder realizar tareas de seguimiento personalizado de las problemáticas y necesidades particulares de este grupo de la población carcelaria”.

“Además de las problemáticas propias de nuestro sistema carcelario, hay que tener en cuenta que estos jóvenes provienen en su gran mayoría de entornos de riesgo y que muchas veces esto implica problemas de adicciones, baja autoestima o impulsividad”, señalaron.

“La estructura del sistema es corrupta”

El Secretario de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), Roberto Cipriano García, expresó sus “dudas” respecto al nuevo centro de detención porque, a su juicio, “no tendrá impacto en el sistema, que está colapsado”.

“Nosotros somos muy críticos con el problema estructural que representa el sistema de encierro, que está sobrepoblado”, reveló en diálogo con este medio.

En esa línea, manifestó que “tiene una capacidad de 20 mil plazas y hay 41 mil personas detenidas, más los 3.700 que se encuentran en comisarías”, dijo. Y agregó: “Está colapsado”.

En los últimos dos años se registró el récord histórico de la población carcelaria, que tuvo 20 puntos de crecimiento (ingresaron 5.000 reclusos nuevos). La anterior marca data de 2001, que fue de 19 puntos.

Por eso, para García, la unidad “no va a resolver nada. Descreemos de este anuncio porque una nueva cárcel no va a significar que cambien las que ya funcionan mal”, dijo.

“La manera en que se presentó nos genera muchas dudas. De igual modo anunciaron el centro cerrado que funciona en Virrey del Pino y es un desastre, es uno de los lugares donde hemos denunciado graves violaciones a los derechos humanos (como la muerte de Federico Zalazar, de 19 años, en abril último)”, remarcó.

Esa cárcel, dijo, “ya no es un lugar mejorador”, sino que desde hace tiempo “actúa como cualquier otra prisión de encierro. Los jóvenes pasan muchas horas en celdas, con regímenes con aislamiento extremo y nula escolaridad para reinsertarse”.

La unidad carcelaria de Campana contará con una escuela destinada a 480 internos

Por otro lado, resaltó que “tenés una población en el rango de 18 a 21 años cuatro veces mayor de lo que puede aceptar” Campana, dijo y añadió que “la ley penitenciaria y los estatutos del personal siguen igual, a pesar del anuncio de cambios”.

Por eso, para el dirigente de la Comisión, “la solución no es abrir más cárceles, eso es una falacia, porque el sistema penitenciario bonaerense es estructuralmente corrupto y todo lo que se viene anunciando como una reforma es una publicidad, no se notan modificaciones estructurales. Estamos yendo a una crisis mayor”, concluyó.

Una cárcel “restauradora”

Por su parte, Silvana Paz, de la ONG “Fundación Acción Restaurativa Argentina” (FARA), sostuvo que “por su dinámica, la vida cotidiana de la prisión, su organización, las relaciones, las normas que rigen su funcionamiento, apuntan a una estructura de imposición”.

En ese sentido, aseguró que “no es un espacio terapéutico para los que viven dentro de ella”.

Paz destacó la posibilidad de contar con el programa próximo a implementarse en Campana, y lo comparó con “antecedentes en el sistema penitenciario bonaerense, en la Unidad 45 de jóvenes adultos ubicada en Melchor Romero y en la Unidad 33 de mujeres madres”.

En esas dos prisiones, “se han desarrollado en los últimos cinco años dos experiencias únicas en todo el Estado, y pueden tener un importante efecto multiplicador”, relató.

“Ambas son intrapenitenciarias -continuó-. La primera, ha liderado los abordajes sobre el binomio madre/hijos en el encierro, y la segunda es un ejemplo de la colaboración interinstitucional entre nuestra Fundación e instituciones penitenciarias, la Secretaría de Derechos Humanos y el Patronato de Liberados, abocada a la población jóvenes adultos”, añadió.

Por último, remarcó que “entre los jóvenes de la cárcel, algunos dejaron la adolescencia atrás hace escasos años; pero todos, por distintos motivos, cometieron delitos y fueron sentenciados a penas de prisión”. Cumplida la mayor parte de la condena, “tienen ante sí la oportunidad de reconducir su vida y para ello necesitan abandonar el ropaje de preso, salir del tiempo lineal y el proceso de infantilización que propone la pena, para adquirir habilidades sociales, y herramientas” que le permitan volver a insertarse en la vida cotidiana, finalizó Paz.