Un plan para empezar a trabajar contra la inseguridad
Edición Impresa | 27 de Julio de 2018 | 04:03

Por OSVALDO DAMENO
Presidente de Paz Ciudadana
Desde hace ya largo tiempo la inseguridad se encuentra entre las cuatro principales preocupaciones de la gente. Por supuesto eso pone sobre el tapete el funcionamiento de las instituciones directamente vinculadas al tema y a los sucesivos gobiernos. La policía, el servicio penitenciario, el poder judicial, y el legislativo reciben las quejas de los ciudadanos. Y los distintos gobiernos de la provincia.
Comenzó con la Intervención a la policía, de 1998, que provocó una reforma con ínfulas de refundación, caótica, sin respetar escalafones, con purgas masivas y un halo de sospechas y descrédito que a 20 años todavía perdura. Luego se sucedieron distintos intentos de mostrar soluciones que nunca llegaron. La policía 2, la continua creación de departamentales, los traslados permanentes que despersonalizan a quienes deben conducir, convirtiéndolos en simples ejecutores de órdenes, la creación de la policía local y comunal y ahora el intento de disolverlas.
Todos ellos son ejemplos de improvisación y falta de idoneidad. Se gestiona con medidas efectistas formando en el pueblo una falsa imagen de diligencia. El servicio penitenciario atravesó similar situación y el poder judicial igualmente lucha una batalla perdida de antemano, mientras que el legislativo corre de atrás obligado a votar leyes de coyuntura que solo son parches, a requerimiento de la urgencia. Van veinte años.
“Un gran acuerdo es un cambio paradigmático. Implica un giro copernicano en pos de la previsibilidad”
Ha llegado la hora de un acto de madurez de la dirigencia que genere un cambio de rumbo. La puntada inicial es un gran acuerdo político y social para la seguridad en democracia, compromiso con la transparencia, la idoneidad, la erradicación de la corrupción, respeto de los derechos humanos y batalla contra la droga. Partidos, organizaciones, iglesia y gobierno pensando juntos políticas de Estado.
Establecimiento de políticas preventivas incluyendo a las policías locales y comunales en contacto con los vecinos. Verdadera participación ciudadana para deslegitimar la violencia y generar diagnósticos e intervenciones eficaces.
Involucramiento de todo el gabinete, habida cuenta que las soluciones pueden provenir de distintos estamentos. Para ello la conducción debe estar en la Jefatura de gabinete que tiene un panorama global de la situación
Policía con especialización para cualquier situación, regulación del accionar en el espacio público y adecuado desarrollo de la inteligencia criminal.
Una justicia comprometida, rápida y eficaz que controle la prisión preventiva, las condiciones de detención, la violencia institucional. Que promueva el acceso de la población y la defensa de los intereses de la sociedad. Que esté cerca del pueblo para colaborar en la eliminación de las desigualdades.
Un control de gestión multisectorial, una secretaría de Estado de Planificación, para el diseño de la sociedad que soñamos y una efectiva coordinación entre los tres poderes para que las cosas tengan la dirección, la fuerza y la velocidad que la población pretende darles. Un diálogo constante y fecundo. El Estado actuando como un todo armónico en defensa de la paz ciudadana.
Como se verá, estos principios que pueden parecer generalidades constituyen un plan que perfectamente puede ser suscripto por todos, porque respeta las facultades que tiene la administración pero sienta las bases para un desarrollo sustentable de las políticas de seguridad. Debe tomarse en cuenta que cada tema mencionado puede y debe tener un desarrollo individual a través de distintos programas y que cada programa a su vez debe contener distintos proyectos, lo que nos da una idea de la cantidad de acciones que pueden nacer de un gran acuerdo como el propuesto.
Un gran acuerdo es un cambio paradigmático en la forma de encarar políticas de seguridad. Implica un giro copernicano en pos de la previsibilidad. Surgirán grandes consecuencias en la generación de la confianza ciudadana, originando condiciones objetivas para la implementación y el desarrollo de soluciones duraderas, en las cuales estará involucrada la sociedad en su conjunto. La secuencia se completa con el rol decisivo de los tres poderes y el resultado final que no será otro que la paz y el bienestar comunes.
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