El rescate de los chicos en la cueva ya se cobró una vida y preocupa la baja del oxígeno

Se manejan dos opciones para salvar a los menores atrapados: el buceo o encontrar un hueco en la montaña por donde sacarlos

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La muerte de un buzo cuando realizaba una misión de abastecimiento aumentó ayer la presión sobre los equipos que intentan rescatar a los doce menores y al monitor que llevan 13 días atrapados en una cueva del norte de Tailandia, mientras crecía la preocupación por el descenso de los niveles de oxígeno en el interior de la cueva.

El deceso, anunciado ayer, puso de relieve la difícil operación a la que se enfrentan los equipos de salvamento dentro de la laberíntica y parcialmente inundada cavidad.

La víctima, un antiguo miembro de los cuerpos de élite de la Marina e identificado como Saman Kunan, de 38 años, pereció el jueves al quedarse sin oxígeno mientras estaba sumergido y tras completar con éxito una misión de suministro hasta la cueva (ver aparte).

En cada viaje a la gruta, los buzos tienen que atravesar 1,7 kilómetros de estrechos pasadizos entre visibilidad nula y corrientes de agua, un camino que toma, ida y vuelta, unas once horas.

“El camino hasta los chicos es una continua sucesión de complicados y agotadores retos”, declaró Rafael Arush, buceador voluntario.

A las preocupaciones por la aproximación de un temporal de lluvias, se suma además el descenso en la cantidad de oxígeno dentro de la cavidad.

Apakorn Yookongkaew, comandante de los buzos tailandeses, dijo que van a extender una tubería para proporcionar aire a los doce niños y el adulto.

Las autoridades barajan dos opciones para la salida de los niños: bucear a través de los pasadizos inundados o encontrar un hueco en la montaña por donde sacarlos con un helicóptero. No obstante, las operaciones de salvamento no comenzaron y todavía no tienen fecha.

“Vamos a tomar el mínimo riesgo posible, pero no podemos esperar hasta que comiencen las lluvias y empeore la situación”, señalaron las autoridades. Las operaciones tendrán lugar de manera gradual.

Los chicos se internaron en las galerías el 23 de junio cuando una súbita tormenta comenzó a inundar la cavidad y les cortó la salida.

 

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