“Romance”: la historia detrás del disco que cambió la carrera de Luis Miguel

“Los clásicos nunca pasan de moda”: así le dice Erika Ellice Sotres Starr (interpretada por Camila Sodi) a Luis Miguel (en la piel de Diego Boneta) en el último episodio de “Luis Miguel: La Serie”, y enciende así, según esta versión autorizada de la vida del divo que se emite cada domingo en Netflix, la luz de la inspiración que engendraría “Romance”, el disco de boleros del astro mexicano que se convertiría en su gran éxito y cambiaría su carrera para siempre.

Lanzado en 1991, “Romance” vendería más de 15 millones de copias en todo el mundo: WEA, que había firmado al mexicano cinco años antes, ya estaba chocha con su artista dorado, capaz de vender tres millones de discos con sus tres primeras producciones para la disquera, “Soy como quiero ser”, “Busca una mujer” y “20 años”; pero nada podía permitir prever el éxito de “Romance”, que rompería todas las expectativas y batiría marcas en todo el mundo, incluida Argentina, donde permanece como el disco más vendido hasta la fecha por un artista no nacional.

De hecho, fue un disco lanzado de apuro: según relata la serie, basada en la biografía autorizada de Javier León Herrera, Luismi tenía la cabeza en problemas del corazón y en buscar a su madre perdida, y el contrato leonino que había firmado con WEA lo obligaba a lanzar un nuevo material. Para colmo, el habitual compositor de las melodías y letras del artista hasta entonces, el productor Juan José Calderón, no había conseguido esta vez una tanda de canciones que satisfacieran a la empresa. La respuesta a estos problemas se impuso: cantar viejos clásicos, revivir el bolero.

¿De quién fue la idea? Las versiones varían. La serie relata que todo el crédito es para “Micky”, aunque la propia serie advierte al inicio de cada episodio que estamos ante una ficción basada en hechos reales; otra versión da el mérito de toda la saga “Romances”, incluida la idea original, a Hugo López, el manager argentino interpretado en la serie por César Bordón que moldeó la imagen de Luismi en los años de WEA; algunas historias narran además que la decisión de Luismi llegó tras participar de un programa televisivo con Armando Manzanero.

HOMBRES CLAVE

Manzanero terminaría siendo un nombre clave en esta historia: convocado para producir el disco, orientaría a Luis Miguel en las formas y sutilezas del bolero, actuando como productor al igual que el divo mexicano y Bebu Silvetti, otro nombre de relevancia en “Romance”, donde nacería el “Silvetti Sound”, anclado en melodías arrebatadoras, arreglos de cuerdas exuberantes (“Romance” cuenta con 32 violinistas), instrumentación acústica, y sobre todo, romanticismo desenfadado.

Ese sonido domina los doce boleros del álbum, elegidos, cuenta la leyenda, entre 500 canciones, y casi todos convertidos en himnos del repertorio de Luismi, desde los sencillos “No se tú”, “Inolvidable”, “Mucho corazón”, “Usted” o “La barca” hasta boleros como “Te extraño”, “La puerta” o “No me platiques más”.

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El éxito del álbum engendraría el lanzamiento de tres discos más de “romances” clásicos a lo largo de los años, pero, en 1991, antes de convertirse en un ícono de la canción romántica, Luismi era un ídolo juvenil. El divo ampliaría su público gracias a “Romance”, a la vez que llevaría las pasiones del bolero, adormecido, al público joven con modernos arreglos y un estilo entre clásico y moderno: lejos de caer en la teatralidad a la que invita el género musical, encarnó el espíritu romántico lejos de la exageración pero con interpretaciones vibrantes y personalísimas, como si fuera un intérprete de boleros desde toda su vida.

Esa demostración de talento genuino, de talento más allá de las tapas de revistas para adolescentes hormonales y el pop comercial, nacido del apuro, de las presiones, de la obligación, casi como un truco para postergar las obligaciones, cambiaría para siempre la carrera de Luismi, instaurándolo como una voz poderosa de la música romántica a nivel global. Desde entonces, sobre escena, Luis Miguel viste, siempre sobrio, su ya clásico traje.