Historia y arquitectura en un espacio emblemático

Nuestra Ciudad tiene una rica oferta cultural, con museos emblemáticos y espacios únicos que hacen de La Plata un lugar con muchas opciones para visitar.

Entre estos lugares que nutren el acervo cultural de la Región está en la zona Norte el Museo del Ladrillo, nacido al calor de los hornos de la emblemática fábrica de ladrillos Ctibor.

Este espacio moderno nació como un proyecto que la familia Ctibor pensó para darle vida a los más de ciento trece años de trabajo ininterrumpido en la fabricación de ladrillos.

Así es que abrió sus puertas en noviembre de 2009, luego de un minucioso trabajo interdisciplinario que llevó alrededor de cuatro años, donde profesionales dedicados a la conservación de patrimonio, reciclaron el edificio para conservar su estética e historia.

Una recorrida por los espacios de este museo es una oportunidad para transportarse al pasado de la industria ladrillera, a los inicios de nuestra ciudad y a la historia de muchos inmigrantes de distintas nacionalidades. Además dan constancia de ello una valiosa biblioteca y numerosas piezas representativas de la historia de nuestra Región.

Una recorrida por este museo es una oportunidad para transportarse al pasado de la Región

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Lo interesante de este lugar, además de la historia que lo impregna, es que se ha generado un nuevo espacio de encuentro donde distintos agentes de la cultura, empresarios, profesionales, instituciones académicas, públicas y privadas interactúan en pos de la importancia de la conservación y resguardo de nuestros bienes culturales.

Además se realizan visitas grupales de alumnos de todos los niveles educativos. El museo se encuentra abierto al público los días martes y jueves en el horario de 14 a 18 y también desde la web, Facebook e Instagram se pueden encontrar todas las actividades culturales, académicas y profesionales que se desarrollan allí.

HISTÓRICO

Este histórico lugar, declarado de Interés Provincial y Patrimonio Arquitectónico Municipal, apadrinado por el célebre y ya fallecido arquitecto Clorindo Testa- se encuentra ubicado en la vieja casona donde funcionaba la Administración de la antigua fábrica de ladrillos “Francisco Ctibor”, fundada en el año 1905, sobre la Avenida Centenario, por el Ingeniero Checo Francisco Ctibor, que luego de trabajar para Gustav Eiffel en la construcción de la mítica torre parisina y en el primer intento de apertura del canal de Panamá, se radicó definitivamente en la Argentina.

Nos cuenta su bisnieta, Victoria Ctibor, que en diciembre de 1905 este visionario ingeniero checo ganó la licitación internacional para realizar el conducto de la red cloacal que recorrería desde la avenida 66 y hasta el Río de la Plata y es ahí donde, necesitado de ladrillos para su construcción, compró esta fábrica que ya se encontraba instalada, pero inactiva por su dueño anterior, y la transformó en un establecimiento fabril modelo, instalando tecnología de última generación para la época que corría.

La fábrica, emplazada en un predio de 55 hectáreas, además de producir ladrillos albergó a los operarios en las viviendas que Ctibor les ofrecía dentro del establecimiento fabril, además de toda la asistencia social, comisaria y almacén para que ellos pudieran trabajar y vivir en el mismo lugar donde desarrollaban sus tareas.

Así nació Ringuelet, localidad que creció junto a esta fábrica y en la que los primeros pobladores fueron trabajadores de la planta que empezaron a comprar sus lotes y a hacer sus casas en los alrededores.

Esta empresa fundacional de la Ciudad proveyó de ladrillos para obras de gran envergadura tanto en La Plata como en el resto del país. Para destacar algunos de ellos podemos mencionar La Catedral de nuestra ciudad, los edificios públicos, el molino Campodónico, el club Estudiantes de La Plata, los Dock de Puerto Madero, el tendido ferroviario a lo largo del país, y hasta los del faro de Cabo Blanco ubicado en Puerto Deseado, en la Provincia de Santa Cruz, entre muchos otros.

UN LUGAR ESPECIAL

El Museo posee cinco salas que están destinadas a la exposición permanente de diversos objetos, muchos de ellos históricos, siendo posible contemplar, además, muestras de herramientas, maquinarias, fotografías, planos, como así también objetos y mobiliario perteneciente a los fundadores de la empresa.

La primera de ellas, cuenta la historia familiar con la llegada de Francisco Ctibor a la Argentina, procedente de la ciudad de Tabor en la Republica Checa.

La sala II vincula el nacimiento del establecimiento fabril casi de manera paralela a la fundación de la Ciudad. Esta fábrica fue instalada allí precisamente para abastecer de ladrillos a la naciente urbe y sus alrededores. Hacia el año 1882 el gobierno de la Provincia de Buenos Aires indicó que ese era el lugar propicio para su instalación.

Luego, la sala III cuenta el proceso de producción del ladrillo con las etapas involucradas en el mismo, para pasar a la Sala IV a contar cómo se realizaba el proceso de cocción en el emblemático Horno Hoffmann, una joya industrial que todavía está en pie y en vías de recuperación por parte de la familia. Este horno histórico esta siendo reparado para así comenzar con los trabajos de puesta en valor y darle nuevamente vida, ya con una función social y cultural, según adelanta Victoria.

Por último, se ingresa a la sala V que cuenta sobre Cerámica Ctibor, la empresa continuadora de la antigua fábrica, que ha sido refundada por uno de los nietos del fundador, el ingeniero Jorge Alberto Ctibor, y que se encuentra ubicada en el Parque Industrial de Abasto.