Incansables exploradores que viajan al pasado

Pasan sus días entre restos de gigantes megaterios, o tratando de explicar las costumbres de los primeros habitantes del Delta

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FACUNDO ARROYO
historiasplatenses@gmail.com

Imagínense estar sentados al borde del Arroyo Seco, en el partido de Tres Arroyos, mientras un perezoso de tres toneladas y seis metros de largo se refresca en esas aguas. Eso pasaba 12 mil años atrás. Un mamífero gigante, denominado por la ciencia “Megaterio”, habitó la zona y convivió con las primeras comunidades en este suelo.

Las poblaciones que pertenecen a nuestro pasado siguen siendo investigadas por la ciencia. Hay preguntas que todavía quedan por contestar y gente que se dedica a buscar las respuestas. En las Ciencias Naturales, La Plata es una cantera de investigadores formados en la UNLP que mucho han contribuido a la conservación del patrimonio arqueológico y cultural del país.

Gustavo Politis es Doctor en Ciencias Naturales, investigador del Conicet y profesor de la UNLP. Ha participado de innumerables investigaciones que tienen como objeto el estudio de distintas poblaciones que habitaron el territorio argentino. Actualmente trabaja en distintos proyectos, uno de ellos en la región pampeana, puntualmente en la zona de Arroyo Seco en la localidad bonaerense de Tres Arroyos.

Allí, hace 12 mil años se asentó una de las primeras poblaciones. El caballo americano, que era muy parecido al que después trajeron los españoles, es otro de los hallazgos. Y también el megaterio, un perezoso gigante de 4 toneladas. “En las últimas dos décadas se produjo un incremento notable de la información arqueológica sobre las tierras bajas sudamericanas”, sostiene Politis.

Otra investigación que destaca Politis se desarrolla en el Delta del Paraná y la lleva adelante junto a Mariano Bonomo, sub-jefe de la división de arqueología del Museo de La Plata. “Estudiamos las poblaciones indígenas pasadas del Delta del Paraná. La zona del Paraná inferior. Serían los antecesores de los Chaná Timbú que encontraron los colonizadores cuando llegaron”, explica Bonomo que realizó su doctorado sobre las ocupaciones humanas en el Litoral marítimo pampeano.

“En las dos décadas últimas se produjo un notable incremento de la información arqueológica”

Gustavo Politis, Doctor en Ciencias Naturales

 

Mirta Bonnin nació en Concepción del Uruguay, se formó en la UNLP y desarrolló sus mayores aportes a la arqueología en la ciudad de Córdoba. “Formo parte de dos proyectos. Uno en el Noroeste en Villa de Soto, un trabajo de arqueología y comunidad. Se trata de investigaciones sobre arqueología, pero también para el desarrollo de un museo comunitario, y trabajo con la gente en relación a la conservación del patrimonio arqueológico de la historia indígena de la región”, dice Bonnin, que se licenció en Antropología y es Magíster en Museología por la Universidad Nacional de Costa Rica. Su desempeño en el ámbito de la museología y la cultura como Directora del Programa de Museos de la Universidad Nacional de Córdoba y su actividad como docente otorgaron herramientas importantes para su gestión, recomendada por toda la comunidad científica.

Mónica Salemme es Doctora en Ciencias Naturales con orientación en Arqueología y también se formó en La Plata. Dice que gracias a la UNLP pudo desarrollar herramientas que le permitieron trabajar con un nivel de excelencia inigualable. “La ciudad es muy distinta en tanto territorio a Buenos Aires. Allá los estudiantes se pierden por la cantidad de gente que circula y acá nos cruzamos todos, inevitablemente”, explica Salemme que actualmente estudia el poblamiento del Norte de la Isla de Tierra del Fuego y parte también de la Patagonia.

“Trabajo sobre sitios del holoceno medio y tardío. Sitios ocupados por población humana desde hace mil años hasta el momento de contacto con los europeos. Esto es en un ambiente de estepa”, explica Salemme que está radicada desde 1991 en Ushuaia y desarrolla su actividad en el contexto del Centro de Investigaciones que el Conicet tiene en el lugar.

Encontrar a Alfredo Carlini no es una tarea fácil, aparece detrás de una puerta blanca, después de dejar atrás pasillos y escaleras. “Suelen perderse”, recibe el doctor en Ciencias Naturales y profesor de la Universidad. En el Museo de Ciencias Naturales el silencio no sólo es de las piezas pre-históricas. En el sector de la terraza, por ejemplo, las aulas de los investigadores se resguardan de la luz y están repletas de instrumentación para el trabajo arqueológico.

“En el Área estudiamos los Xenartros –peludos, mulitas, quirquinchos y perezosos”, explica Carlini, y ríe al advertir que los mamíferos tienen menos cobertura periodística que los reptiles: “Son más atractivos para la prensa: suelen ser muy malos, o muy venenosos, o muy grandes. Y siempre puede haber alguno con sangre en sus mandíbulas”.

Carlini dice que es fácil imaginarse a un mamífero gigante. Todavía hay elefantes y ballenas blancas. No pasa lo mismo con un reptil carnívoro. “Estudiamos el linaje, no con las relaciones humanas. Trabajamos sobre los animales específicamente”, explica el científico y aclara que de los animales gigantescos como el Megaterio no quedó nada. “No es que los perezosos actuales son una especie de achicamiento de los pasados por algún tipo de cuestión del medio. Son líneas totalmente distintas”, aclara y luego mira un mapa antiguo, se imagina el pasado, piensa algunas nuevas hipótesis.

 

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