Los Campos Magnéticos vuelven a reescribir las letras de amor y anhelo de los Magnetic Fields

“Hay bandas que las conocés de antes, pero por alguna situación especial empezás a prestarle más atención. Yo tenía noción de la existencia de Magnetic Fields mucho antes de escucharlos”, explica Seba Rubin, un tercio de Alvy, Nacho y Rubin interpretan a Los Campos Magnéticos, esporádico trío que se volvió a reunir este año tras cuatro temporadas y que llegará a la Ciudad esta noche para cantar las canciones de The Magnetic Fields, pero en castellano.

“Yo estaba de novio y corté: y un amigo me dijo 'ya es hora de que escuches Magnetic Fields'”, sigue Rubin la historia de lo que es la prehistoria a la vez de su romance con la música de Stephin Merritt y del trío que se junta cada tanto para reinterpretar las canciones de amor y anhelo de los Mangetic Fields en clave argentina.

Rubin hizo caso: entró al Audiogalaxy, programa pirata de los albores del milenio, y bajó las canciones cuyos títulos le parecían alusivos al momento de corazón e ilusiones rotas que atravesaba. “Fue un flechazo a primera escucha”.

“Sentí que había encontrado a alguien que podía articular perfectamente sentimientos oscuros, tristes, pero con un sentido del humor y con una liviandad que me llamó mucho la atención”, revela Rubin, enamorado desde entonces del lenguaje “sencillo pero a la vez profundo” de Merritt, de su romanticismo y “ese clacisimo, pero que mira hacia delante también”.

El viento y el tiempo lo amontonó con otros apreciadores de la banda de culto: Rubin solía cruzarse con Nacho Rodríguez en los estudios de grabación y “siempre que coincidíamos, terminábamos en la cocina tocando Magnetic Fields”. Pablo Dacal le sugeriría entrar en contacto con Jano Seitún, alias Alvy Singer, por la devoción de ambos por la banda de Merritt: cuando se conocieron en un festival, decidieron armar algo relacionado con Magnetic Fields, y llamar a Nacho.

Pero, duranto unos años, se quedaron en amagues. Hasta que en 2009 decidieron juntarse “sin saber exactamente para qué”: Rubin imaginó armar un disco autogestionado con las canciones que llevó cada uno trabajadas; pero el resto de la banda quería ir al vivo. “Para qué, si esto no le importa a nadie”, les espetó Rubin, confiando en que su apreciación de los Magnetic Fields los alejaba del calor de las masas.

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Estaba equivocado: finalmente fue al revés: “Empezamos tocando en vivo y fue increíble, que la gente se acercara, le interesara... sigo sin entenderlo”, dice entre risas recordando aquellas primeras salidas que culminarían en el lanzamiento de un disco doble para plasmar el sonido de la banda, que para entonces tocaba en shows agotados y sin parar.

El furor que despertó el trío puede explicarse desde la colectividad merritmaníaca escondida en las sombras, pero sobre todo en que Los Campos Magnéticos no son una banda tributo sino un colectivo que reinterpreta la música de Magnetic Fields tras desarmar las canciones minuciosamente: investigan las formas en que Merritt construyó un repertorio de temas de amor universales, sumergiéndose tanto en ABBA como en Gershwin, y una vez desmenuzado el tema se rearma en castellano rioplatense.

“Un trabajo minucioso”, dice Rubin, que los ha puesto cara a cara con la certeza de que toda traducción es, necesariamente, una reescritura: Los Campos procuran ser “lo más literales posibles, respetando la cantabilidad en español”, pero se cruzan con desafíos como el que representó “The Luckiest Guy on The Lower East Side”, que decidieron adaptar “como hacen las sitcoms” y llevar las escenas a Buenos Aires. El resultado es su traducción más libre, “El galán de La Paternal”.

Las letras traducidas fueron aprobadas por Merritt para que el disco viera la luz (hizo algunos comentarios, uno de ellos, recuerda Rubin, relacionado al género: “Nos dijo que no le gustaban que las canciones tuvieran género, que un hombre le cante a una chica, o que una chica le cante a una chica, no se tiene que notar. Eso en inglés es natural, pero en castellano es imposible... salvo que uses el lenguaje inclusive, que en aquel momento desconocíamos”) y el éxito del trío fue tal que hasta el escritor de “Sandman”, Neil Gainman, se hizo fanático de Los Campos.

Pero en un momento llegó a ser demasiado. “Dejamos de estar activos en el 2012, el proyecto nos superó en expectativas, repercusión, cantidad de shows... Estaba buenísimo, pero fueron cuatro años de mucho laburo y necesitamos darle un poco de espacio, para seguir con nuestros propios proyectos, y para que el proyecto se pudiera reinventar y encontrar nuevos desafíos”, explica Rubin. Volvieron en 2014 para un solo show, y desde entonces, sus agendas entraron en conflicto siempre que quisieron rearmar el trío.

Hasta 2018: “Ahora encontramos una vuelta de tuerca para que el proyecto coexiste con más naturalidad con los demás proyectos”, explica Rubin la actitud más relajada de Los Campos Magnéticos hoy, con “el disfrute como punto de partido y fin”: grabaron un par de singles, preparan más, y mientras salen a tocar. Esta noche, la cita es en la Estación Provincial, 17 y 71, desde las 21.30.