Bersuit festeja los 30 en La Plata: “es excelente que la banda se imponga a los nombres propios”

Bersuit Vergarabat cumple 30 años y lo hacen, como ya es su costumbre, sobre el escenario: la gira por el aniversario comenzó en abril en La Usina del Arte, ya pasó por América latina y Europa y llegará mañana a la Ciudad, con un show que una de sus voces, Dani Suárez, promete que mostrará un “extenso” repaso por la discografía de la numerosa agrupación para la “recalcitrante y exigente” grey bersuitera platense.

¿Cuál es el secreto de la longevidad, de resistir durante tantos años en un país que boicotea el largo plazo? Suárez dice que “resistir no es la palabra, sino convivir”. “Lo que aprendimos es a convivir, lo demás fluye solo”, explica. Y se ríe: “Y la otra clave serían los siete, ocho años que venimos haciendo terapia”.

Suárez ingresó en la banda en 1996, justo antes de que se viniera el estallido de “Libertinaje”. Por entonces el vocalista era parte, junto a Germán “Cóndor” Sbarbati, de una banda de funk, los Resortes Antagónicos: habían armado una estructura que incluía un micro, y Bersuit venía volando bajo debido a la recepción de “Don Leopardo”, cuando decidieron “unir fuerzas: fue un cruce de caminos hermoso de mucha gente”, relata.

De esa unión, con la producción de Gustavo Santaolalla, surgió “Libertinaje”, el disco dos veces platino que marcaría la explosión del grupo y la primera gira internacional de Bersuit, una etapa de ascenso súbito para la banda del sur de Buenos Aires: “Se vivió con más irreverencia, caminando por la cornisa con verdín; después caminamos por la cornisa sin verdín, y después agarrados, en todo caso, porque el físico no es el mismo...”, cuenta risueño Suárez. “La cornisa es agradable por un rato, pero después... tenés que regularla, homeopatizarla. Pero no dejarla”.

Y Bersuit caminó varias veces por la cornisa: la salida de Gustavo Cordera en 2009, que dejó la banda para formar su proyecto solista, provocó en el conjunto un hiato de dos años, del cual volverían sin Cordera. Luego, en 2016, se marcharía Osky Righi, histórico guitarrista de la banda. Pero el numeroso grupo siempre miró y empujó hacia adelante.

“Las etapas darkies están buenas también, tienen sus aprendizajes... pero producen adicción, y un lugar de confort, aunque parezca que no. El riesgo te saca de ese lugar de confort”, dice Suárez, para quien “que la banda se imponga a los nombres propios me parece excelente: ninguna estrella máxima de un club es más que un club, que la camiseta. Y Bersuit es un poco eso, una agrupación de amigos que juega a hacer música, a inventar, a combinar sonidos y lograr una química. Y por supuesto que eso, la música, es más importante que los nombres”.

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“Me encantaría que esto que nos pasa sucediera para toda la vida: somos un grupo de amigos que nos conocemos antes de Bersuit, existen otras cosas antes y esas son las fundamentales”, agrega Dani, para quien de esa hermandad emana la energía festiva de Bersuit, la magia espontánea que aparece tanto en los shows como en los ensayos y que “sigue sucediendo”, se sorprende. “Nos hace pensar que estamos cada vez más jóvenes”.

ENTRADAS Y SALIDAS

Suárez explica que Oski dejó la banda simplemente por agotamiento, y que “está todo bien y va a tocar cuando toquemos en Vorterix”. Pero “estaba cansado de las giras, de lo que es esta vida itinerante”, cuenta el cantante: en efecto, la gira por los 30 años lleva ya cuatro meses y no se detiene. Mañana La Plata (desde las 20 en 58 entre 10 y 11), el sábado Córdoba, luego seis shows en Chile, regreso a Buenos Aires, Rosario... Y en el medio, lanzaron “Morocha” y “Lo que más busco”, singles que Suárez no se anima a decir si serán parte de un disco nuevo, o si un posible disco nuevo será resultado de la gira aniversario, o un acústico.

“Diría Calamaro: ‘Sé que me esperan más aeropuertos’. Está buenísimo, pero también cansa”, acepta Suárez la salida de Righi. La ruptura con Cordera, sin embargo, fue más traumática para la banda, al punto de que Suárez no habla hace más de cinco años con él. “Cuando apenas pasó, estaba todo muy fresco, me chocaba un poco hablar del tema. Me imagino que era por el dolor, por la bronca, por el duelo, las cosas que suceden en las rupturas”, revela. El dolor provenía sobre todo de que “hicimos mucho esfuerzo en volver al ruedo, en seguir haciendo las canciones a pesar de que nos decían que nos decían que hacíamos las canciones del Pelado...”.

Pero el tiempo cura todas las heridas y con el paso de los años algunos se fueron acercando otra vez a Cordera. “Cuando pasan esas cosas, cada persona busca equilibrar lo que tenía que equilibrar: algunos tendrían ganas de cagarse a trompadas, otros de charlar, otros de no verse más, como pasa en todas las relaciones”.

Varios de los integrantes de la banda volvieron a tomar distancia de Cordera cuando lanzó sus conocidos dichos sobre la violación en una charla en TEA, aunque incluso entonces muchos manifestaron que lamentaban la actual situación de su ex compañero, marginado de los teatros, de los shows, de las giras.

Suárez camina esa línea: “Sería falso de mi parte desearle que la pase mal. Nosotros hacemos música y queremos que la gente la pase bien, que baile, que piense”, explica, aunque afirma que “necesitamos un crecimiento social: después de tanta presión de las mujeres, de sufrir tanto ninguneo, violencia, por cientos de años, creo que están poniendo nuevas piedras fundamentales, que son pesadas, y aplastan. Hay que estar atentos para acompañar a que eso suceda rápido y con armonía”.

En ese sentido, las frases provocadoras de Cordera, dice Dani, son “parte de otra etapa social. Se equivocó, y está pagando el precio de sus equivocaciones”.

LA FIESTA

Bersuit mismo revisó sus formas en el marco de este cambio social y ya no hace en vivo “Hociquito de ratón”, el habitual cierre del show donde las damas del público podían subir al escenario y bailar escasas de ropa. “Ya no hacemos más Hociquito”, acepta Suárez, aunque para él hay algo de extremismo en esa decisión, porque “el arte es arte, no podemos prohibir todas las películas de Woody Allen, o todas las películas de guerra. Lo que sucedía, sucedía en ese ámbito festivo, era un consenso de un montón de gente que la estaba pasando bien: podía haber gente en tetas, gente charlando a un costado o un borrachín a la vuelta. Todo sucedía en ese contexto”.

Lo cierto es que “Hociquito” se fue, pero la fiesta de Bersuit parece eterna. Incluso, en el rostro de una nueva crisis del país eternamente en crisis. “Tenemos una edad en que yo pensé que no me iba a pasar lo mismo: y la energía que tenés a los 18, 19 años, punky, cuando ponés el grito en el cielo, y te rebelás, y escupís contra la crisis”, explica, no es la misma “no es la misma”. Ahora, sin embargo, “hacerlo con ternura me parece más importante”.

Y también le parece importante “pasar la antorcha: los pibes que están escribiendo sobre lo que les pasa tienen que salir de la tibieza. Nosotros lo seguimos haciendo, en los recitales sigue sonando ‘Señor Cobranza’, y con la misma vigencia. Es una gran tarea del arte, vamos a tener que seguir librando estas batallas culturales”.