Los denunciaron por robar y, enojados, volvieron para apedrear y balear la casa
Edición Impresa | 17 de Septiembre de 2018 | 02:14

Para los vecinos de un sector de City Bell, la situación que padecen desde hace tiempo con una “banda” de la zona se volvió insoportable: cada robo va acompañado con serios destrozos materiales y amenazas.
El último ataque, ocurrido el sábado a la noche, tuvo como objetivo la vivienda de una familia situada en 29 entre 448 y 449. Por fortuna, al momento del robo no había nadie en casa.
Con tristeza y algo de impotencia, Gabriel Cuevas y su mujer Lorena relataron lo sucedido a este diario. El matrimonio lamentó la situación. “En el barrio todos sabemos quiénes son y dónde viven, pero nunca pasa nada”, indicó Cuevas.
Ese día, por la tarde, la pareja partió rumbo a Florencio Varela para asistir a un recital de la banda Almafuerte.
Sus dos hijos menores, de 11 y 14 años, se quedaron con la madre de Lorena, “que vive a unas cinco cuadras, cerca de casa”, apuntó el padre de familia.
Testigos que presenciaron toda la escena y darían aviso luego a las autoridades y a los damnificados, relataron que dos sujetos comenzaron a patear la puerta de entrada y a tirar abajo un poste que sostiene el alambrado divisorio con la calle.
Más tarde, en el barrio identificarían a los autores como padre e hijo.
“Eran las 20.30 según nos contaron, y se veía que el hombre estaba borracho”, señaló Cuevas a este medio.
Luego de romper la primera abertura, hicieron lo propio con la siguiente y consiguieron ingresar al inmueble. Una vez dentro, revisaron todas las habitaciones buscando objetos de valor.
Sin embargo, fueron interrumpidos en su labor delictiva por los gritos de uno de los frentistas que logró ver la secuencia.
Él mismo fue quien dio aviso a Renzo, el mayor de los niños, y le explicó lo que estaba sucediendo.
“Les pedía que se fueran, que iban a llamar a la Policía”, aportó el adolescente.
Apremiados por este hecho, los delincuentes huyeron del lugar con un televisor y otros elementos. Pero en su cabeza, la faena no estaba concluida.
Unas horas más tarde algo los hizo regresar.
piedras, tiros y amenazas
Quizás enojados por el desenlace del robo, los asaltantes regresaron pasada la medianoche. Sin comprobar si los dueños estaban dentro, comenzaron a arrojar piedras a las ventanas de la segunda planta.
Y, para amedrentar aún más a los vecinos que estuviesen observando, dispararon armas de fuego al aire.
Una vez conformes con el daño logrado, volvieron a huir.
En tanto, Gabriel y Lorena, ya con conocimiento del incidente, retornaban desde Florencio Varela. Al llegar, primero se encontraron con los destrozos.
“Estaba el alambrado tirado sobre la pared de la casa, las puertas rotas. Y adentro era un desastre, todo desordenado, cosas por el piso”, refirió la mujer.
Los vidrios rotos pertenecen a las habitaciones de ambos menores. Una de las piedras utilizadas reposaba en la cama de la nena: “Si llegaba a estar durmiendo le pegaba en la cabeza”, sostuvo Lorena.
Por temor “a que se les ocurra volver”, les dijeron a sus hijos que se permanezcan en lo de su abuela.
Gabriel explicó que bajaron un colchón “para dormir en el comedor y esperar a la policía científica”.
Aseguró que conoce a los autores del hecho, de quienes sospecha por un ataque anterior, hace pocos mees, en el que, tras robarle las cuatro ruedas del auto y todas las pertenencias que tenía dentro, lo prendieron fuego.
“Nosotros sabemos quiénes son. Un hombre de unos 45 años y su hijo de 16, que viven cerca de acá”, se quejó.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE