Bien Boca, que ganó por dos goles; mal el VAR, en jugada clave

Tras el empate sin goles en Avellaneda, entre Independiente-River, el súper miércoles de la Copa Libertadores continuó anoche en la Bombonera con Boca-Cruzeiro de Brasil, otra serie de cuartos de final que se definirá el próximo jueves 4 de octubre en el estadio Mineirao, de Belo Horizonte.

Duelo clave para el equipo que está en manos de Guillermo Barros Schelotto, quien para la oportunidad apostó a una línea de volantes más aguerrida que en oportunidades anteriores, con el uruguayo Nahitan Nández, el colombiano Wilmar Barrios y Pablo Pérez en cancha, desplazando, entre otros, a Fernando Gago.

Tribunas completas, el clima que acompaña a cada presentación de la escuadra Xeneize, más todavía tratándose de una Copa como la presente, que asoma como objetivo número uno a cumplir en esta segunda mitad del año, y un comienzo con susto.

Cruzeiro buscó sorprender de entrada, y lo consiguió generando un tiro de esquina que hizo efectivo Robinho desde la izquierda, con un centro al primer palo que capturó Thiago Neves, anticipando de cabeza, e inquietando a Esteban Andrada, que acompañó la pelota que en definitiva pegó en la parte externa de la red.

Partido apretado, de mucha marca y pocos espacios para mover la pelota... Y en ese marco, a Boca le costó 21 minutos llegar a fondo sobre el arco de Fábio, quien a esa altura de la noche sufrió un doble llamado de atención: primero por un desborde y centro al medio, enseguida a través de un pelotazo largo de Darío Benedetto.

Fue como el despegue boquense, que trasladó el juego a terreno visitante, y después de un par de situaciones de mediano riesgo, a los 35 gritó el 1-0 en jugada muy bien elaborada: Mauro Zárate recogió la pelota por derecha, buscó a Pablo Pérez, que acompañaba por el medio, y quien filtró la devolución para que el ex Vélez definiera de derecha al segundo palo.

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El crecimiento boquense impactó fuerte en el conjunto brasileño, que de pronto resignó cualquier tipo de protagonismo y terminó apretado en terreno propio, sufriendo ahora el toque boquense, que recuperó la pelota lejos de su arco y la movió aprovechando todo el ancho de la cancha.

Cierto que ni Cristian Pavón ni Darío Benedetto aparecieron en toda su dimensión a lo largo del primer tiempo, aunque los volantes elegidos para la ocasión, además que correr, presionar y quitar, también aportaron un juego al que no le faltaron variantes. Particularmente recostándose sobre el carril derecho.

El despliegue, lleno de intensidad, que caracterizó a la etapa inicial de Boca, y fue obvio, no hizo más que certificar que nada se interpuso en el criterio para encarar este cruce que puede representar el pasaje a semifinales. Ni siquiera el Súper clásico del domingo contra River, el cual tendrá también como escenario la Bombonera.

La Libertadores es prioridad, para Guillermo, su equipo, la dirigencia y para la gente también, pero con el agregado que por las grandes aspiraciones, el club conformó un plantel al que le sobran figuras, como las que anoche ocuparon el banco de los suplentes, e incluso otras que no fueron convocadas.

Volvió a sorprender Cruzeiro ni bien comenzó el segundo tiempo, y ahora por dos.

Claro, porque de entrada un defensor quedó enganchado cuando se cruzó un centro desde la derecha, y si no pasó a mayores fue porque Thiago Neves no definió de la mejor forma. Al toque, el que llegó por el mismo sector fue Robinho, definiendo por sobre el cuerpo del arquero, y si no terminó en gol fue porque Wilmar Barrios llegó a tiempo para salvar en la línea.

El colombiano ganó protagonismo, Zárate recibió de espaldas, se dio vuelta y sacó un derechazo cruzado que hizo golpear la pelota en la base del palo de la mano derecha del arquero, y Nández salió por la derecha hasta llegar al fondo para levantar un pase alto que Benedetto conectó en la puerta del arco, aunque la pelota se fue por arriba.

El partido continuó siendo muy friccionado, jugado al límite, y un centro que viajó al área de Andrada desembocó en un gran error del paraguayo Eber Aquino, el árbitro que le mostró la tarjeta roja de expulsión a Dedé por un golpe de cabeza al arquero que las imágenes mostraron como un choque sin mala intensión del brasileño.

La jugada fue tratada en principio como lo que fue, accidental, pero al árbitro lo convocaron los encargados del VAR, y se equivocó feo al expulsar a Dedé.

Aprovechó la confusión Boca, y Pablo Pérez, capturando un rebote en la puerta del área, hizo gritar el 2-0 que le permitirá a Boca ir con mayores posibilidades a la revancha en Belo Horizonte.