Una jornada con mucha diversión

En el “Campito de María” contiguo a la Capilla de San Cayetano del Barrio de Savoia, se dio cita un importante número de familias del barrio convocada por la comunidad de la nombrada Capilla y el Instituto Superior Fray Mamerto Esquiú para desarrollar la tercer edición del proyecto educativo “Un día para jugarnos”. El día diáfano y la temperatura agradable dieron el marco al cálido encuentro en el cual participaron más de 300 chicos.

La cantidad de gente que asistió y la predisposición a jugar, tanto de grandes como de niños, sin duda fue la nota distintiva del encuentro que comenzó al mediodía con una serie de puestos de juegos organizados por los alumnos del Instituto de Formación docente. Disfrazados y con mucha alegría ofrecieron distintas instancias lúdicas a los niños, en donde no faltaron dibujos, pinturas, latas para tirar, metegoles, tejos para chicos y no tan chicos, y fue natural ver a los padres y madres jugando con sus hijos.

“Este año el proyecto pedagógico ‘Un día para jugarnos’ buscó prestar un servicio a la comunidad, se asoció con la comunidad de la Capilla para potenciar esta actividad en el marco del festejo del Día del niño, que hace tiempo se viene realizando. Nos sentimos satisfechos cuando vemos a los niños alegres y ayudamos al barrio a tomar conciencia de la importancia de garantizar los derechos del niño”, dijeron los organizadores.

Los pequeños, que en gran cantidad acudieron al predio, pasaron un buen rato en donde pudieron conocer nuevos juegos e interactuar con amigos del barrio. La experiencia del encuentro fue rica para todos, según comentaban las alumnas de la carrera del Profesorado que en un importante número se dieron cita.

“De la experiencia me llevo las ganas de los chicos de conocer nuevos juegos y lo bien que respetaban las reglas del juego que propusimos. Nosotros pensábamos que nuestro juego era para chicos más grandes, pero todos volvían y lo disfrutaban. En nuestro stand ningún niño buscaba recompensa, todos jugaban se reían y muchos volvían. Lo que más nos impresionó fue la felicidad que tenían los niños que estaban ahí, la soltura y la predisposición”, contaron.

La tarea de preparar el encuentro comienza bastante antes de su festejo recolectando juguetes en el barrio, en la Parroquia Inmaculado Corazón de María y en todos los niveles del Colegio Parroquial ( jardín, primaria, secundaria, primaria de adultos y Superior), seleccionando y preparado los juguetes para que lleguen a los niños en condiciones óptimas. Esos regalos fueron repartidos después de los juegos y la merienda que recibieron los presentes. Hubo un regalo para cada uno, ninguno quedó con las manos vacías y por supuesto desató la alegría de todos, los que recibían un juguete nuevo y aquellos que lo entregaban: “fue un momento muy emotivo”, explicaron.

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Finalmente hubo una tanda de sorteos, en la que se siguieron entregando juguetes y el premio soñado por los pequeños, la bicicleta.

Después vinieron las palabras de agradecimiento y el compromiso de los organizadores y colaboradores de volver el año próximo. “Fue una experiencia linda, poder aportar un granito de arena y ver la gratitud de los chicos” , decía una alumna del Instituto Esquiú, y agregaba que “me llevo cada una de las sonrisas y los agradecimientos de cada uno de los niños”.

Los profesores de Enseñanza Superior presentes en el encuentro, resaltaban lo importante de la experiencia para sus alumnas, sobre todo las que recién comienzan la formación pues es un primer encuentro con la actitud de servicio que debe ser propia del perfil docente, y esto se resumía en los comentarios de las participantes. “Volvería a hacer el encuentro porque es un acercamiento a la planificación, la organización y la puesta en marcha de un proyecto; se parece en cierta medida al amor y la dedicación que le ponen los docentes a las aulas”, agregaron.

El encuentro llenó de alegría llenó a todos por el compromiso de seguir trabajando por una infancia feliz.