Heridas que aún sangran

Edición Impresa

Las heridas que dejó el frenético fin de semana en Olivos aun sangran. Y nadie parece tener muy claro cuándo y cómo cicatrizarán.

El viernes pasado a la mañana uno de los más encumbrados ministros de Mauricio Macri -tal vez el de mayor muñeca política- instó a todos sus pares a dejar sus renuncias a consideración del Presidente. Era, a su entender, la manera adecuada de mostrarle al Macrique, desde el interior de su propio gobierno, le dejaban las manos libres para refundar su gabinete tal como quisiera.

Ese ministro, dicen, dio el ejemplo y dejó su dimisión sobre el escritorio presidencial. Nadie lo acompañó en la patriada.

Desde el ala dialoguista de Cambiemos se entiende que gran parte de la sociedad había identificado al jefe de Gabinete, Marcos Peña, como uno de los responsables de la tempestad a la que se enfrenta el gobierno. Y que pese a ello, fue ratificado en el cargo.

Ayer uno de los asistentes a los cónclaves del fin de semana, recreaba, lacónicamente, los (más que magros, a su entender) resultados alcanzados. “Fueron a buscar a cuatro figuras -Prat Gay, Lousteau, Sánz y Melconian-. Cuatro que ya se habían alejado del gobierno, eyectados por Peña. A esa gente les ofrecieron ministerios para que, ahora, regresen y apoyen a Peña. ¿Qué esperaban que dijeran? ¿En serio pensaron que iban a aceptar?”

Es difícil, por estas horas, encontrar caras distendidas en la alianza Cambiemos. No las hay, mejor dicho. En la intimidad -y a veces no tanto- reconocen estar ante sus peores días. Y sin saber a ciencia cierta cómo van a salir de la crisis.

No sólo está abierto el dificultoso frente económico. También comienza a preocupar severamente el frente social del conurbano (ver aparte) donde, sospechan, desde algunos sectores de la oposición más cerrada se alientan desbordes. Los reclamos y enojos de los radicales se agravaron (ver página7). A Elisa “Lilita” Carrió la tildan poco menos que de irresponsable.

El ala dialoguista de Cambiemos, que integran María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, parecen cada vez más distanciados de aquellos que afirman que frente a la crisis hay que cerrarse sobre el PRO para encontrar las soluciones.

Hoy, se insiste, las heridas están abiertas. Habrá que ver como cicatrizan.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE