En la Ciudad sobrevuela el miedo al hantavirus y llueven quejas por numerosos basurales
Edición Impresa | 15 de Enero de 2019 | 03:26

De la mano del brote patagónico de hantavirus en curso y la posibilidad cierta de que la enfermedad reaparezca en nuestra región -donde es endémica-, muchas porciones del paisaje cotidiano se han vuelto amenazantes y ominosas para sus habitantes; baldíos, casas abandonadas, contenedores, microbasurales, autos quemados, galpones, aserraderos, arroyos, son observados con mayor preocupación que la habitual, y llueven los pedidos a las autoridades para que se hagan cargo o promuevan su saneamiento. La Comuna informó que, en el marco de su programa de prevención, “se dispuso un equipo especial para responder consultas en la línea 147 de atención al vecino”.
Los casos fatales de hanta en Epuyén y sus alrededores, aunque provocados por una cepa del virus que no es habitual en La Plata, fueron la chispa que detonó un arsenal de quejas almacenado durante semanas, meses e incluso años, posó un manto de sospechas sobre la vida al aire libre en general y generó innumerables preguntas acerca de la patología, sus formas de contagio y sus síntomas. Pero hay algo que todos saben: sin ratones, los riesgos virtualmente se neutralizan.
Durante la jornada de ayer, la cruzada vecinal contra los roedores y sus posibles guaridas sumó nuevas direcciones y localidades. Desde Altos de San Lorenzo se denunció un “basural crónico” en 134 y 81. Desde Barrio Jardín se pidió el despeje de “un terreno municipal lleno de desperdicios” 87 entre 117 y boulevard 690. Desde José Hernández, una vecina llamada Eugenia expresó que “en 508 y 139 estamos en presencia de roedores por la desidia de la inmobiliaria que maneja un loteo, a pesar de muchos reclamos y promesas”.
En la otra punta del partido, entre Parque Sicardi y Villa Garibaldi, la avenida 659 muestra a la altura de su cruce con 22 -otro acceso clave- una acumulación de contenedores colapsados que ya es referencia geográfica para visitantes: “doblá en el basural” se convirtió en una indicación de uso corriente.
“Colocaron containers porque tenemos un servicio de recolección de residuos de cuarta” sentenció Diego Mazzoni: “y los vecinos que no tienen cobertura llevan lo suyo ahí. Con el calor es un foco tremendo de alimañas”. Amadeo, de 13 bis y 652, se preguntó “¿de qué plan de desmalezamiento hablan las autoridades si hace años que no pasa una cuadrilla por esta cuadra?”.
También abandonado y lleno de desechos, un camión parado en 7 y 511 propaga olores nauseabundos, “y para las ratas es como un parque de diversiones”, se ironizó.
En la zona noroeste del distrito, aledaña con el llamado “triángulo del hanta” que comprende los sectores hortícolas y rurales de El Peligro, Colonia Urquiza y Abasto, cunde por estos días una particular sensación de vulnerabilidad. Vecinos de 157 entre 526 y 527 pidieron que se hagan tareas de limpieza en esa zona de Melchor Romero. En 469 entre 133 bis y 134, la lupa está puesta sobre varias parcelas cubiertas por tupidos pastizales que son el refugio de decenas de roedores. “No sabemos si son colilargos o no, pero de todos modos no es nada bueno”, advirtieron.
El hantavirus se transmite fundamentalmente por la inhalación de partículas suspendidas en el aire, contaminadas con las heces, orina y saliva de roedores infectados. Otra vía posible es la mordedura del ratón enfermo, y en el caso de la variedad patagónica, el contacto persona a persona, hasta ahora no detectado en nuestro medio. No hay evidencia de contagio por medio de perros, gatos o insectos.
En Salud del municipio subrayaron que “los vecinos podrán comunicarse al 147 y ser atendidos por especialistas que les brindarán toda la información necesaria”.
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