Buscan desarmar un negocio ilegal basado en el robo de 160 autos por mes en la Región

“Era tanto lo que había que no pudimos sacarlo de ahí. Se lo dejamos en custodia al responsable del lugar”. El dato que brindó uno de los investigadores de la Policía habla de la dimensión del negocio que dejó al descubierto un operativo contra la comercialización ilegal de autopartes usadas en la Región.

Todo lo que había en el depósito de repuestos allanado en San Carlos era motivo de secuestro en el marco de la investigación que tiene como principal hipótesis que esas piezas existen porque antes alguien robó un auto a pocas cuadras o pocos kilómetros de allí y luego en ese mismo galpón u otros talleres cercanos, hubo manos especializadas en el “corte”. En el argot del mundo del delito, eso quiere decir que pueden desguazar un vehículo de manera que sus partes se puedan comercializar y reutilizar.

El cuadro en San Carlos dejó esbozado un circuito ilegal en el que las pruebas no caben en ningún depósito y quien aparece como imputado, quedó al cuidado del presunto botín.

No obstante, la magnitud de lo que encontraron en tres predios situados en la localidad del oeste platense y en Berisso, confirmó la sospecha de que se trata de un negocio millonario que también puede explicar otros fenómenos delictivos en la Ciudad y su zona de influencia.

“Empezamos hace dos meses con esto. Nos llamó la atención que se robaran tantos autos y comenzamos a analizar el circuito de autopartes, lo que nos condujo hacia estos tres lugares”, apuntó uno de los pesquisas involucrado con la investigación de la Superintendencia Región Capital de la Policía Bonaerense, que dio lugar a una instrucción penal a cargo del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta (UFI Nº 16), con intervención del juez de Garantías, Eduardo Silva Pelossi.

La estadística de robos en un plazo extendido indicó un promedio de 160 sustracciones por mes en un área comprendida por los distritos de La Plata, Berisso y Ensenada.

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“Nuestro objetivo es desalentar la actividad. Pensamos que identificando estos lugares de venta e investigando a sus dueños vamos a combatir también el robo de autos”, indicó la fuente.

La modalidad más utilizada, según datos entregados por la Policía, es el hurto o “yuga” como le llaman en la calle.

La técnica consiste en esperar que el vehículo esté vacío y estacionado para forzar la cerradura o romper un vidrio, hacer un puente eléctrico en el arranque y escapar.

No es la única forma, pero es la más difundida en la cadena de valor de las autopartes ilegales. Eso porque se le apunta a modelos antiguos que no tienen sistemas de encendido electrónico y codificado con sistemas informáticos. Entre esos, aparecen los clásicos Fiat Duna o Renault 9, por ejemplo.

De allí saldrían entonces, las piezas que luego van a un comercio ilegal extendido. Puede venderse aquí o en otra zona: “existe la triangulación a veces. Se roba y se cortan acá autos marca Fiat, por ejemplo, pero se venden en otro lado y lo mismo con Ford, de otra zona para acá”, indicó una fuente de la investigación.

Hay robos a medida de marca y modelo y también “exportación” de piezas a otras zonas

Otros investigadores consultados por este diario hicieron la misma referencia a otra escena que habla tanto de la magnitud de la actividad como de la comodidad con la que suele realizarse en algunos sectores de la región capital. “El viejo cayó hace 15 días en Berisso por estar involucrado con un auto robado. Lo estaba cortando en la vereda del negocio, a plena luz del día”, contó uno de los policías sobre uno de los tres imputados la semana pasada.

HILUX EN PELIGRO

No solo vive de vehículos sencillos y anejos el mundo del delito. También generó impacto en la Ciudad la aparición de tecnología informática al servicio de los ladrones.

Eso permite intervenir el sistema electrónico de cierre centralizado y encendido.

A mediados del año pasado, en distintos hechos registrados tanto en el centro como en puntos de la periferia y estacionamientos, finalmente se encontró en los inhibidores de alarmas la explicación a delitos espectrales. Sin violencia y sin daños, autos costosos eran objeto de saqueo o directamente desaparecían.

En la Policía admiten que ahora no solo se usa el aparatito que permite detectar el código con el que cierra el control remoto del llavero. También se puede arrancar el motor.

Para graficar, otra historia cercana del mundo del delito en la Ciudad: “hace dos semanas o tres, en jurisdicción de la comisaría primera teníamos robos de camionetas Toyota Hilux a cualquier hora del día y en todo lugar. Era algo muy llamativo porque es una zona con un control muy fuerte y movimiento. Eso ocurre porque los ladrones tienen material electrónico que les permite destrabar las puertas y poner en marcha el vehículo. Todo, sin daños y en forma veloz”, contó otro de los investigadores.

Con esa técnica, se llevaron al menos una decena de camionetas en pocos días. El destino de ese botín no es el mercado de las autopartes. Las fuentes no aceptaron ni rechazaron versiones que hablan de otras regiones o países limítrofes tras el “enfriamiento”, durante unos cuantos días en predios alejados de la Ciudad.

A mediados de la semana pasada, la Justicia autorizó allanamientos en talleres y comercios situados en 44 y 166, y en 143 entre 43 y 44, de La Plata; y en un domicilio ubicado en 39 y 126, en Berisso.

Allí, según se informó, hay decenas de miles de repuestos. Entre esos, algunos costosos y de vehículos sofisticados, como cajas de velocidad automáticas de VW Bora, ópticas de Ford Fiesta Kinetic, cigüeñales de modelos nuevos y también piezas costosas de los sistemas de transmisión de camiones y camionetas.

El informe al que accedió este diario indica que los responsables de esos lugares quedaron imputados en una causa por encubrimiento e infracciones por comercialización ilegal de piezas en predios no habilitados.

“Se venden a precios muchos más bajo que lo que puede costar la pieza en un lugar habilitado y mucho más aún que si son nuevos”, apuntó un policía y observador del mercado del repuesto.

Para vender autopartes usadas se requiere inscripción en el Registro Único de Desarmaderos de Automotores y Actividades Conexas (RUDAC).

Omar Grossi, propietario del local situado en 166 entre 43 y 44 rechazó la imputación. “Se dijo que secuestraron autopartes, pero yo tengo una casa de repuestos y un taller. Estoy habilitado por la Municipalidad para vender repuestos nuevos y usados. Tengo más de 20 años de trayectoria”, dijo y reconoció que no tiene en regla la habilitación del RUDAC. Además, indicó que los antecedentes penales que se le adjudican remiten a una causa en la que fue acusado por encubrimiento “por vehículos que le compré a la Fiscalía de Estado, recuperados de robos, que no tenían el levantamiento de la orden de secuestro. Entonces, fui extorsionado para que firme una probation”.

Ese trámite judicial, de acceso a un juicio abreviado previa aceptación de un delito, le permitió acceder al cumplimiento de condena con tareas comunitarias y la posterior limpieza de la foja de antecedentes penales.

Grossi, se corrió del lugar de imputado y manifestó su opinión con respecto a la problemática de las autopartes ilegales. “Según la ley que regula la venta de usados, el auto tiene 30 artículos para vender en un desarmadero legal cuando el realidad se arma con 4 mil piezas. Entonces, ahí trabaja el mercado negro”, opinó.

El tallerista y comerciante, aseguró -contra lo que sostiene la Policía- que está fuera del comercio ilegal y puede mostrar papeles que acreditan de dónde vienen y a dónde van sus repuestos. Tanto es así, que se presentó en Tribunales con una denuncia contra el procedimiento por amenazas a su esposa y el retiro de herramientas. Una fuente de ese operativo aclaró que las máquinas del taller fueron secuestradas como parte de la prueba en contra de Grossi y rechazaron la denuncia por amenazas.

El fiscal Condomí Alcorta investiga si los tres predios allanados tienen vinculación entre sí. Los pesquisas les adjudican vínculos anejos a los propietarios y ven alrededor de los talleres una trama de compra venta que se manejaría dentro y fuera de lo que indica la ley de venta de autopartes.

Esa norma prohibe comprar usados los sistemas de frenos y tren delantero, vidrios, cinturones de seguridad, ruedas y diferenciales de camioneta y camión, entre otros.

“En algunos casos, la venta no es automática. Uno de los desarmaderos está detrás de algo que funcionó como una casa de repuestos pero ahora está cerrada y en un local interior está toda la mercadería. Hay que tocar y cuando te atienden deciden si te venden”, apuntó un investigador y detalló que “esto está vinculado con autos particulares y también de transporte, como remises”.