Martha Ruiz

Edición Impresa

Por su calidad humana, su inteligencia destacada, su disposición al trabajo y su fortaleza para enfrentar los momentos difíciles será recordada la escribana Martha Ruiz, quien falleció a los 91 años.

Martha Nélida había nacido el 22 de enero de 1938. Fue la única hija de la maestra Isabel Elordi y el escribano y destacado político del radicalismo Pedro Ruiz. Se educó en el colegio Mary O´Graham, de donde egresó como maestra con el mejor promedio de su promoción, lo que le valió recibir la medalla de oro, una distinción que por su desempeño estudiantil posterior, en la Universidad, también le cupo.

Ingresó a la facultad de Derecho de la UNLP para seguir la carrera de su padre. Allí conoció a Leopoldo Cos, quien fuera luego Escribano General de Gobierno. Con él no sólo compartió la vida matrimonial y el proyecto familiar sino también el estudio donde ejerció la profesión y la actividad agropecuaria heredada de sus padres, propietarios de campos del interior bonaerense. Asimismo, trabajó en relación de dependencia para los bancos Hipotecario, Provincia y ex Río.

Por demás activa, ni la labor como escribana ni llevar adelante las tareas ganaderas le quitaron ni un poco de su dedicación al hogar. Tuvo dos hijas, María Martha -ingeniera agrónoma- y María Isabel- docente- y, viuda a una edad todavía joven, se puso al hombro la casa, el trabajo y las demandas de la actividad rural sin perder el buen temple ni el singular entusiasmo que siempre la caracterizaron.

Gran lectora, de una extraordinaria capacidad y dueña de una memoria privilegiada, fue una disciplinada estudiosa toda su vida. Le gustaba mucho viajar, tanto por el país como por el extranjero, y, justamente por sus inquietudes intelectuales, era común en ella buscar, adonde iba, rincones que remitieran a la historia del lugar.

Elegante, con una personalidad que atraía por su soltura, su calidez y su conversación siempre interesante, Martha fue una mujer admirada por su carácter y su forma de brindarse, muy sociable y de incondicionales amigas.

Amó esta ciudad, pero durante los veranos, por largos años, Punta del Este fue su lugar en el mundo.

Tuvo cuatro nietos a los que adoró: Augusto, Carolina, Bautista y Francisco.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE