España: entre manteros a la carrera en la capital hasta las ferias de las que viven miles de familias
Edición Impresa | 27 de Diciembre de 2019 | 03:31

La venta ilegal callejera es un problema que afrontan todas las ciudades. Lejos está de ser una problemática que no exista en las capitales “primermundistas”. Por ejemplo, del viejo continente. Es así que Madrid, por caso, libra una batalla permanente contra los manteros. Es cierto que, desde hace muchos años, la venta ambulante quedó restringida a esa modalidad, ya que a los puestos de venta hace tiempo que les encontraron una salida. Y una más que decorosa, pues sirve tanto a los gobiernos municipales como a los puesteros. Se trata de las ferias, que alcanzan su esplendor en las denominadas “temporadas altas”, como las fiestas de fin de año, Reyes, Pascua y las fiestas patronales de cada ciudad o pueblo.
Pero en las calles de Madrid capital la lucha es palmo a palmo. Los manteros, casi siempre africanos, tienden su manta en un determinado sitio. Exponen la mercadería y venden. Hasta que les llega un aviso -pues están organizados- de que la Guardia Civil se acerca. Como por arte de magia, en un par de segundos desaparecen del lugar con todo lo que tenían para vender a cuestas. ¿Cómo? Es que las mantas están preparadas. Tienen una soga que las “recorre” por los cuatro lados y sobresale en uno de los vértices. Ante el aviso, el mantero tira de la cuerda y toda la manta se convierte en una suerte de bolsa. Y a correr se ha dicho. Ser alcanzado es peligroso. Los indocumentados corren el riesgo de ser deportados. De las ferias, en cambio, viven y bien muchas familias. Para pensarlo.
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