Una apuesta a la competitividad

En el marco de un dólar “planchado”, más allá del ajuste registrado en la última semana, y de las nuevas retenciones a todo el sector exportador que comenzaron a aplicarse desde septiembre del año pasado, finalmente el Gobierno decidió intervenir para beneficiar a las economías regionales con una quita parcial en las contribuciones patronales para mejorar la competitividad.

La medida tendría impacto en el tipo de cambio real y los precios internacionales de los principales productos de economías regionales que se encuentran actualmente en un nivel semejante al de 2010, cuando las exportaciones avanzaban a buen ritmo.

De hecho, en 2011 se logró el máximo de ingreso de dólares por ventas al exterior. Pese a estos indicadores, se advierten complicaciones, problemas de rentabilidad y ciertas situaciones de crisis en un buen número de actividades productivas de diferentes zonas del país, destaca un trabajo del Instituto de Estudios para la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral).

MERCADO INTERNO

Entre los factores explicativos de este cuadro de situación hay que considerar que una fracción importante de las actividades de economías regionales depende de la evolución del mercado interno.

También incide la suba de costos, particularmente impositivos, que ha caracterizado a la economía argentina en la última década.

Al mismo tiempo, aunque se han registrado avances, subsisten problemas de logística y de acceso a mercados externos, lo que marca desventaja con nuestros competidores de terceros países. A esto se agrega, en el presente, el elevado costo financiero derivado de las tasas excesivamente elevadas.

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De allí la importancia de los recientes anuncios del gobierno nacional, bajando impuestos que afectan directamente a las economías regionales.

Se trata del adelanto, a marzo de este año, de los beneficios previstos en la reforma tributaria de 2017, vinculados con el mínimo no imponible de las contribuciones patronales.

La medida anunciada alcanza a 24.000 empresas, la mayoría pymes, que emplean a más de 250.000 trabajadores.

Por su parte, el Instituto Argentino para el Análisis Fiscal (Iaraf), señala que el decreto 128/2019 se dispone un adelanto en la aplicación del total del mínimo no imponible por empleado para el cálculo de las contribuciones patronales al régimen previsional.

Conforme el cronograma establecido, durante el año 2019 se puede computar el 40% de ese valor. El mínimo no imponible (actualizado) asciende a $ 17.509 por mes y por empleado, razón por la cual la generalidad de los empleadores puede deducir actualmente $ 7.003 mensuales por empleado para el cómputo de las contribuciones patronales.

La medida dispuesta implica que los empleadores de un conjunto de 47 actividades primarias e industriales podrán computar a partir de las remuneraciones devengadas en marzo, la totalidad del mínimo no imponible; supone un adelanto de tres años en el cronograma originalmente dispuesto.

Se privilegia conforme el listado de actividades incluidas, la producción de las economías regionales.

LA REDUCCIÓN

Considerando el total de obligaciones por aportes personales y contribuciones patronales que deben abonarse para el régimen previsional, obras sociales, ART y sindicatos, puede estimarse que para un salario bruto de $ 25.000 mensuales la rebaja dispuesta implica una reducción de aproximadamente el 18%.

Por su parte, en un informe de Economía & Regiones se destaca que el Gobierno puso retenciones universales a las exportaciones. O sea, todos los que venden “afuera” pasaron a tener de socio compulsivo al Estado.

Para los exportadores de servicios y los exportadores de bienes no provenientes del campo ni de las economías regionales, es otro impuesto nuevo más.

Para el sector agroexportador y las economías regionales, es una vuelta atrás.

La lógica del Gobierno es que el dólar saltó “mucho” y que entonces el sector agroexportador pasó a “ganar” más, y por ende debe “contribuir” con el resto de la sociedad.

Sin embargo, la realidad es otra. El Gobierno tiene que hacer un ajuste fiscal de 2,4% del PBI para cumplir la meta del FMI, y cómo se decidió casi no bajar el gasto, todo el ajuste vuelve a recaer sobre el sector privado al cual se le suben los impuestos como nunca, alcanzándose la máxima presión tributaria de la historia.

UN GIRO

El combo de retenciones, estabilidad cambiaria e inflación erosionaron fuertemente la competitividad del sector agroexportador y las economías regionales, lo que ahora las nuevas medidas tienden a compensar, luego del impacto que tuvo la devaluación del año pasado, en relación a modificaciones cambiarias anteriores (ver gráfico).

Luego de haber llegado a un mínimo en su edición previa, el AgBarometerAustral elaborado por la Universidad Austral alcanzó en enero un valor de 105,8 frente a 95,2 de noviembre 2018, representando una mejora de la confianza de los productores del 11 %.

Se espera que los números de la cosecha gruesa sean sustancialmente mejores que los de la campaña 2017/18, en términos de producción física, ingresos de los productores (aún a pesar que los precios están por debajo del año pasado y de la cotización a cosecha nueva al momento de tomar la decisión de siembra) e ingresos de dólares al país.

Todos estos factores generan un ambiente de optimismo para los próximos 12 meses y la expectativa de una recuperación macroeconómica, sectorial e individual frente al año 2018, destaca el trabajo, que se refleja en el gráfico adjunto.