Y de repente, apareció el puerto en el debate...

Desde hace unos días, en nuestra ciudad se ha iniciado un interesante debate acerca del funcionamiento del puerto y su importancia para nuestra Región, producto de la publicación de una columna de opinión del actual Arzobispo Víctor Fernández, quien se preguntaba “porque aceptamos un puerto fantasma?” generando la rápida reacción de unos y otros que se apuraron a decir cuánto han hecho en un caso y todo lo que harían en el otro.

En lo personal, el tema me recuerda cuando en el año 1998, siendo Diputado Provincial, recibí en mi oficina a los representantes de una empresa que tenía un plan de inversión para el puerto, pero que no lograban que nadie los escuche ni los atienda. Por ello, más allá de mi postura ideológica por la cual consideró que debería ser el Estado quien hiciera las inversiones para generar puestos de trabajo y el desarrollo de la región, realice una presentación en la Cámara solicitando que el citado proyecto privado se pusiera en discusión para analizar si el mismo permitiría la tan necesaria reactivación del Puerto y por ende de la región.

En ese momento, los que ocupaban el gobierno de turno, me explicaban que ya estaba todo listo para poner en funcionamiento un proyecto similar por lo cual no era necesario realizar ningún análisis. Hasta fui invitado a recorrer las instalaciones para demostrarme cuan cerca de resolverse estaba la problemática.

Pero debieron pasar varios años hasta que el gobernador Scioli, inauguró tres veces la Terminal de Contenedores -fiel a su estilo sino recordemos la Ruta 6-, que era un gran emprendimiento, producto de una gran inversión que generaba una gran promesa de futuro, pero que termino siendo una gran frustración, porque nunca se puso en marcha.

Por esta razón, fue criticado por los actuales gobernantes tanto en la campaña como luego de asumir y aseguraron que serían los encargados de concretar las obras menores que faltan para poder utilizar la planta de contenedores, entre ellas los 3 kilómetros de autopista para lograr el acceso de los camiones.

Pero el acuerdo con el FMI trajo el conocido compromiso de Déficit Cero, que genero el parate de muchas obras en el país, aún de aquellas que no habían empezado, como la que estamos mencionando. Y así los compromisos asumidos públicamente se dejaron de lado, volviendo el puerto a ser uno de esos temas que solo se tocan en la campaña, junto al aeropuerto, la jerarquización del sector frutihortícola, y otros tantos temas que deberían conformar un plan integral de ciudad, pero que nunca son tenidos en cuenta a la hora de las gestiones concretas.

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Creo no equivocarme si digo que en estos tres años de gestión ni el intendente ni la gobernadora han hablado del tema y mucho menos han convocado a todos los sectores sociales, económicos y políticos de la región para exigir al Gobierno Nacional que colabore con las obras y también para enfrentar los intereses “capitalinos” que siempre trabajan para frenar la aparición de una competencia que le quite protagonismo y negocios a su histórico puerto.

La enorme cantidad de puestos de trabajo directos e indirectos que la reactivación del puerto generaría ha sido repetidamente mencionada por oficialistas y opositores, nadie tiene dudas sobre eso y que son sumamente necesarios en nuestra región dado sus altos índices de desocupación, pero solo será posible concretarlas si se toman las decisiones políticas correctas y audaces que la problemática requiere.

Está claro que el puerto no empezará a funcionar por obra de un milagro, aunque los anuncios en respuesta a los dichos de monseñor Fernández, parece que, si lo fuera, y que en un par de días la región comenzara a recuperar su puerto con todo lo que eso implica.

Esperemos que los buques que empezarán a llegar no sean como el que se utilizó en la inauguración del año 2015, alquilados para una foto de campaña electoral.

Esperemos que más allá del marketing y las campañas, la región deje de tener un puerto fantasma.

Celebramos que aparezca la decisión política para aprovechar toda la enorme inversión realizada hace cuatro años que incorporó un equipamiento de alta tecnología que hoy no se utiliza para nada y que rápidamente permitirá incrementar los puestos de trabajo y el movimiento económico de la región.

Ojalá se haga poniendo las necesidades del pueblo por delante, sin mezquindades políticas ni reparto de culpas, pero haciendo la autocrítica necesaria de quienes han tenido la responsabilidad de poner el Puerto en funcionamiento. Esto sin duda nos encontrará a todos los sectores sociales y políticos de la ciudad participando y aportando - cada uno desde su lugar -, para que sea una realidad.De repente, el puerto apareció, y esperemos sea para quedarse.