Tras maravillar en Córdoba, Luismi trae una avalancha de hits a Buenos Aires

Más de tres años pasaron desde su última visita, pero la espera terminó: Luis Miguel está entre nosotros, y tras aterrizar en el país con un sombrero de ala blanca y maravillar a un público cordobés al borde de la histeria en el Orfeo, se presentará mañana y el sábado en el Campo Argentino de Polo, en el marco de su tour “México por siempre”.

Pero a pesar de que lo que trae al país es su nuevo disco (lanzado a fines de 2017, un mes antes del estreno de la serie su vida que marcó su renacimiento) lo cierto es que sobre escena hay poco lugar para mariachis y rancheras: Luismi mostró en Córdoba y llevará a Buenos Aires un show adaptado para el país donde “Romance” es el disco extranjero más vendido de toda la historia, donde repasa sus éxitos adolescentes y donde son protagonistas, claro, sus baladas y boleros.

En un show a puro hitazo, Luismi se pasea por sus años teens, que son también, claro, los años teen del público que agotó la mayoría de las costosas localidades que el divo puso en venta para aprovechar el furor que genera hoy su figura. Pasan “Si te vas”, “Amor, amor, amor”, “Suave”, “Culpable o no” (el tema que lo hizo llorar sobre escena hace algunos meses, justo cuando la serie de Netflix mostraba el particular significado de la canción y en medio de su “revancha” personal), “Fría como el viento”, “Entrégate”, “Tengo todo excepto a tí”, “Palabra de honor” y “La incondicional”, con algunas entradas de mediados y finales de los 90, como “Por debajo de la mesa” y “No se tú”: con esa avalancha de hits Luismi pone a bailar y gritar al público a la espera del segmento de melódicos y boleros, donde sonaron en sus últimos recitales “La barca”, “La mentira”, “Se te olvida”, “Contigo en la distancia” e “Historia de un amor”, aunque esta sección de la velada, que Luismi enfrenta tras un pequeño corte vestido con chaleco negro y camisa blanca, suele variar en su repertorio.

El cierre de un show de casi 40 canciones y dos horas es a pura explosión: el Sol mexicano regresa a escena por segunda vez, ahora vestido con remera, para despedirse a puro pop con temas como “Será que no me amas”, “Ahora te puedes marchar”, “La chica del bikini azul” y “Cuando calienta el sol”.

Un viaje en el tiempo, está claro. La histeria de sus fans es palpable. Los gritos interrumpen cada instante de silencio. “Te amo, Luismiiii”, se escucha desde algún rincón del estadio, sin falta, entre canciones. Vuelan ositos, banderas, alguna bombacha.

Siempre hubo un entusiasmo particular por este tipo de ídolos populares, pero ¿era tal la histeria en 2015? De las incondicionales, seguro, aunque ahora parece que el show de Netflix ha ampliado el número y la diversidad de su audiencia, más masculina y variada en edad que en otras ocasiones: es que, después de todo, también los hombres crecieron con los himnos inoxidables de Luismi, y aunque en su adolescencia resistieran el género, por considerarlo, por esas cosas de chicos y de la sociedad, cosa de mujeres, evidentemente Luismi caló profundo también en ellos.

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Lo que sigue siendo igual es el divo. Como siempre, realizó algunos pedidos extravagantes para su estadía en la suite presidencial del Sheraton, como dos tipos de agua, una ionizada, súper cargada y de bajo impacto ambiental durante su producción, además de velas aromatizadas, un chef mexicano y otros caprichos de los famosos.

Igual, pero mejorado. Bien. Feliz y magnético sobre escena, como en sus mejores tiempos, antes de “la caída”. Lejos de la imagen que dejó en 2015, cuando pasó por el país previo a protagonizar una serie de cancelaciones en México, por problemas de salud muy comentados, que devinieron en una temporada lejos de los escenarios. De esos días, y de ese Luismi, se especuló de todo.

Hoy Luismi es otro, o es el mismo que supo ser: delgado, sonriente. A pesar de algunos deslices recientes (en México se fue abucheado en noviembre, y todos temieron una recaída en sus viejos hábitos, pero en sus shows en América latina este año se lo ha visto súper concentrado en brindar un show de excelencia, y muy meticuloso con el sonido.

Con esa alta expectativa se presenta mañana y el sábado Luismi: todavía quedan entradas (de las caras para mañana, algunas más accesibles el sábado) para el show donde el primer club de fans local oficializado por el divo, Tengo todo excepto a ti, pide que todos vayan vestidos de celeste, “el color de nuestra bandera”. La iniciativa fue apoyada por varios famosos Mariano Martínez, Alberto Mateyko, Pía Shaw, Iliana Calabró y Flor Vigna. Y sí: a diferencia también de 2015, parece que serán veladas que nadie, tampoco el jet set, se quiere perder.