Matera, la historia excavada de las rocas en el sur italiano

Se ha convertido en la meta de miles de turistas que llegan atraídos por su rico patrimonio, su historia y su curiosa formación

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La vieja Matera es un enjambre de casas-cuevas excavadas en las rocosas paredes de un cañón. Situada en el remoto sur italiano, durante siglos padeció el subdesarrollo y la insalubridad, pero la situación empezó a cambiar en 1952, cuando el Gobierno optó por evacuar y alojar en nuevas viviendas a los habitantes de su centro histórico, los Sassi.

Tras una faraónica rehabilitación, esta antigua ciudad se abre al mundo para mostrar su impresionante acervo cultural, ahora como nueva Capital Europea de la Cultura.

La ciudad, de unos 60.000 habitantes, se encuentra en la región de Basilicata, a unos sesenta kilómetros del mar Adriático, que forma parte del Mediterráneo, y rodeada de extensos campos de olivos.

Su núcleo urbano se divide en dos partes: la moderna, un conjunto de edificios de mediados del siglo pasado sin mayor interés en el que vive la mayor parte de su población; y la zona que han hecho célebre los Sassi (piedras, en italiano), el casco antiguo. Los Sassi, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993, son un pintoresco asentamiento de casas rupestres excavadas en roca calcárea.

La panorámica que ofrece, con su laberinto de calles, su color arenoso y la caótica acumulación de construcciones, evoca a ciudades como Jerusalén. Por eso sirvió como escenario para producciones cinematográficas como The passion of the Christ (2004), de Mel Gibson o Il Vangelo secondo Matteo (1964), de Pier Paolo Pasolini. Recorrer sus calles, impregnadas por cierto misticismo y el aroma de los guisos de legumbres típicos, supone un verdadero viaje en el tiempo, pues el lugar ha sido habitado ininterrumpidamente durante los últimos ocho milenios.

Su alcalde, Raffaello De Ruggieri, explica a Efe que la continuidad de esta urbe “responde a la capacidad de sus habitantes de producir nueva historia, siglo tras siglo”.

Y en Matera, la historia empezó a fraguarse hace mucho tiempo, tal y como lo constatan los yacimientos de grutas y vestigios del Paleolítico, pero también los primitivos asentamientos neolíticos ubicados alrededor de la ciudad moderna, en el campo.

La Unesco también incluyó en su lista al extraordinario conjunto de ciento cincuenta iglesias rupestres de sus alrededores, una auténtica ciudad subterránea compuesta por túneles, iglesias decoradas con frescos de inspiración bizantina y cisternas para la recogida del agua.

Uno de los complejos rupestres más impresionantes es una enorme roca que se levanta en medio de los Sassi y que alberga en su interior dos sorprendentes iglesias excavadas en la piedra: la de Santa María de Idris y la de San Giovanni in Monterrone.

La primera, de planta irregular, es la más grande y debe su nombre a que sirvió como cisterna para el agua.

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