Los repartidores siguen reclamando seguridad

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“Un CG negro, un XR rojo, un Wave bordó y un Tenere gris”. En el argot motoquero, los repartidores que trabajan con aplicaciones (Glovo, Rappi, Pedidos Ya!) repiten como un mantra algunos de los peligros más evidentes en las calles del casco céntrico de la Ciudad. Son modelos de motos, algunas de alta cilindrada de las que, cuentan, es imposible escaparse cuando los delincuentes que las conducen detectan una mochila amarilla, naranja o roja.

“Hay muchos ladrones. Podemos tener hasta tres o cuatro robos por noche”, le dijo a este diario Aníbal, uno de los alrededor de 700 hombres y mujeres que integra el sector en la Ciudad. Dentro de ese segmento, hay varios nucleamientos dedicados a dialogar y debatir sobre su trabajo. También se discute el tema de los delitos de los que son víctimas. El tema generó una especie de asamblea callejera en 8 entre 50 y 51, durante la noche del lunes. “Necesitamos que nos ayuden. Algunos plantearon salir a cazar ladrones, pero otros creemos que eso no corresponde y además estamos ante gente que sale a robar con armas”, analizó el repartidor.

En esa línea, contó que entre las decenas de jóvenes en el encuentro avanzó la idea de renovar el reclamo por el incremento del patrullaje nocturno. Esa medida fue anunciada por autoridades de la Policía y el Municipio en diciembre, tras la movilización (con varios cortes de calle) derivada de la ola de asaltos que tuvo, entre sus casos más sangrientos, el de Kevin Sanhueza, un glover neuquino de 27 años que recibió un balazo en el abdomen en 16 entre 42 y 43.

Durante los últimos días, varios motoqueros que hablaron con este diario -interlocutores en aquellas charlas con las autoridades- se quejaron por la escasez policial, especialmente de noche.

“El sábado 16 de enero me robaron una moto que tenía 4 meses de uso y la sigo pagando. Eran 8 ladrones en 4 motos. Esa noche, a mí me pararon 3 veces en controles de tránsito. Pero Policías no me crucé. Y calculo que los ladrones tampoco”, lamentó Aníbal.

 

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