Un avance médico hacia la curación definitiva del Sida

La información de que habría logrado curarse a un enfermo de Sida -el segundo caso en el mundo que se conoce doce años después del anterior- suscitó expectativas en la opinión pública mundial, aún cuando profesionales médicos advirtieron que, si bien se trata de una buena noticia, hay que tomarla con cautela, sin dejar de observar que con ella se abre una nueva línea de investigación, según se reflejó ayer en este diario.

No es la cura del virus, pero aporta mucha esperanza, dijo uno de los autores del estudio que publicó ayer la revista Nature sobre este segundo caso de una persona curada de VIH tras un trasplante de médula ósea, que lleva 18 meses en remisión del virus sin tomar antirretrovirales. El primer caso ocurrió hace doce años , conocido en los círculos médicos como “Paciente de Berlín”, quién también había recibido un trasplante de células madre para tratar una leucemia.

El segundo caso, conocido como el “Paciente de Londres”, corresponde al de una persona que tenía una forma de cáncer y fue tratado con un trasplante de células madre procedente de donantes que tenían una mutación genética denominada CCR5, que conduce a la inmunidad contra el VIH. A los 16 meses del trasplante, los médicos interrumpieron su tratamiento antirretroviral y hasta hoy, un año y medio después, el virus permanece indetectable en su sangre.

Está claro que desde hace cuatro décadas, cuando la epidemia asomó ante la opinión mundial, se registró desde entonces una serie de avances y retrocesos referidos a la infección con el virus del Sida (VIH). Desde entonces las tasas de mortalidad crecieron en forma exponencial y luego disminuyeron, concentrándose acaso, el mayor déficit terapéutico, en las dificultades o imposibilidades al acceso universal a la prevención y al tratamiento.

La falta en muchos países del mundo de servicios de salud sexual y reproductiva adecuados y la necesidad de mejorar el nivel de educación general de las adolescentes son considerados por los expertos como factores determinantes que favorecen la mayor evolución de la epidemia entre las mujeres.

Si a ello se le suman nuevas referencias -como, por caso, la que señala que más de la mitad de los adolescentes habría iniciado su vida sexual a una edad promedio de 15 años, mientras que el 16 por ciento de ellos afirmó no haber utilizado nunca un método anticonceptivo, según lo determinó un estudio realizado recientemente por un programa educativo-, parecen sobrados los motivos para reclamar una mayor concientización de la población sobre este problema.

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Sólo a través de programas eficaces y de las recomendaciones que deben impartir tanto las autoridades sanitarias como las educativas –con campañas de divulgación que resulten persistentes y no esporádicas- podrá disponer la población de información y de métodos aptos para enfrentar a una de las epidemias más terribles que enfrentó y enfrenta la humanidad.

En cuando a los ejemplos de posible curación arriba mencionados, uno de los especialistas intervinientes sostuvo que este segundo caso abre una puerta importante para seguir investigando y, con ello, la posibilidad de que a mediano plazo se pueda encontrar la cura definitiva del VIH/Sida.