Recursos y suficientes profesionales para las unidades sanitarias

La decisión de la Municipalidad local de ampliar la plantilla de profesionales que se desempeñan en los centros de atención barriales, para lo cual acaba de lanzar una convocatoria para sumar médicos y enfermeros, constituye una medida que, en principio, parece acorde con la creciente atención de pacientes que se viene prestando en los últimos años en las unidades sanitarias –la mayoría de las consultas y prácticas relacionadas con la pediatría, además de la ginecología, obstetricia y clínica médica, entre otras especialidades, a partir de la crisis que sufren los hospitales públicos.

Se conoce desde hace mucho tiempo que el problemas que sufren los grandes hospitales provinciales constituye uno de los factores a través del cual los especialistas explican el crecimiento en la demanda de atención en las unidades sanitarias municipales, un fenómeno que primero se daba la zona sur, aún cuando parece ahora extenderse a otros sectores del distrito.

Según dijeron especialistas, las limitaciones en la entrega de turnos y otras restricciones registradas en el área ambulatoria de los hospitales determinaron que esa demanda hubiera derivado en buena medida a las salitas de los barrios. Se precisó entonces que las consultas pediátricas representan más de la mitad del total, seguidas por las de clínica médica y ginecología, con menos de un tercio cada una.

Al margen de las conclusiones que puedan obtenerse, es evidente que resulta necesario fortalecer el servicio que prestan estos centros médicos de atención primaria, llamados a prestar un servicio esencial en los barrios. Ello debiera ir de la mano de la alternativa –largamente reclamada- de que cada poblador disponga de una libreta sanitaria, en la que vaya quedando registrada en detalle cada una de las instancias relacionadas a su estado de salud.

En cuanto a las unidades sanitarias se sabe que, pese a la coincidencia existente sobre el valor del servicio que prestan, suelen ser frecuentes las quejas por limitaciones en la atención de los pacientes o, en otras oportunidades, por el desabastecimiento de medicamentos e insumos básicos que convierte en precaria una prestación que debería garantizar un standard de calidad.

Con graves limitaciones para acceder a otros establecimientos, buena parte de la población recurre a estos centros sanitarios ante situaciones de urgencia pero también para controles indispensables y para consultas de rutina. La mayor demanda proviene de madres y niños pequeños. En distintas zonas, sin embargo, se plantea con frecuencia que esas unidades no cuentan con los recursos elementales para garantizar un nivel de atención adecuado. En muchos casos, existe falta de personal. En otros, la escasez de medicamentos e insumos impone serias limitaciones. Muchas veces, se combinan ambas carencias.

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De allí la imperiosa necesidad de que se aseguren recursos continuos y suficientes para estos centros de salud que cumplen, vale insistir, una función social una función social absolutamente imprescindible, que no debe ser subestimada ni descuidada. Se debiera consolidar, por consiguiente, el equipamiento indispensable para estas unidades, así como un suficiente plantel médico y de enfermería, para garantizar una atención de excelencia a quienes acuden a ellas.