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La Ciudad |Su fallecimiento

Celia Ford de Sbarra

Celia Ford de Sbarra
24 de Mayo de 2019 | 01:45
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Graduada cuando en la Universidad de La Plata egresaban las primeras -y muy escasas- mujeres odontólogas; viuda de un pilar de la medicina platense (Noel Sbarra); impulsora de iniciativas de fomento del arte y de ayuda a la comunidad; y dueña de una vida por demás productiva que se prolongó hasta los 104 años, falleció en esta ciudad Celia Ford, conocida en su entorno como “Yiyo”.

Nacida el 7 de enero de 1915, era hija de Concepción Pagano y de Guillermo Ford, un matrimonio que vivió y trabajó en campos de Magdalena y Carlos Casares. Desde muy joven manifestó un espíritu decidido y emprendedor: cuando, por caso, la carrera de odontología recién comenzaba a cursarse en la Ciudad y era un espacio casi privativo de los varones, ella se inscribió, completó los estudios universitarios y se convirtió en una de las primeras odontopediatras platenses.

Vivió sus últimos años con la misma actitud de su época más activa. Lúcida y comprometida con la realidad, sobrepasó incluso el siglo de existencia (acontecimientos que celebró junto a los suyos cumpleaños tras cumpleaños) preocupada por las necesidades del prójimo y fiel a su tendencia a enseñar a los demás los aprendizajes cosechados en su fecunda vida.

Conoció al pediatra, escritor e investigador Noel Sbarra -cuyo nombre lleva la ex Casa Cuna- en una reunión de amigos. Se casaron y transitaron más de tres décadas juntos (incluida la etapa en la que se consolidó el centro de salud y abrigo infantil de 8 y 67), hasta que el médico falleció, en 1974.

Ella solía repetir en entrevistas de este diario que “el sentir que una es útil hace que se viva mejor” y esa era no sólo su filosofía de vida sino también, en su opinión, la clave para experimentar una larga existencia.

Su aporte a la ex Casa Cuna fue sustancial para el desarrollo sanitario del tradicional establecimiento pediátrico, en tiempos en que la odontología estaba en sus albores. Ella gestionó e inauguró el servicio de su especialidad en ese hospital convencida de que la higiene bucal y la atención odontológica temprana odontológica, sobre todo en niños de familias de bajos recursos económicos, eran fundamentales para evitar inconvenientes con la nutrición en la infancia y con otros problemas que se presentan en la adultez.

Con Sbarra no tuvieron hijos, pero depositó en sus sobrinos y sobrinos nietos y bisnietos todo el amor que suele ser propio de una madre.

 

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