Colocarán tachas y cordones para que se respeten los carriles preferenciales

Impulsada con la intención de agilizar la dinámica de los colectivos de línea y del tránsito en general, la experiencia de definir carriles preferenciales de circulación para los micros lleva tiempo tropezando con la misma piedra: el flojo acatamiento de la medida por parte de los conductores.

Si bien en la Comuna afirman que la iniciativa sirvió para acortar tiempos en el recorrido de distintos ramales, para cualquiera transita a diario por esos tramos es evidente que todavía cuesta hacer cumplir las restricciones que rigen en la avenida 44 entre 131 y 155, y en diagonal 80 de 120 a plaza San Martín. Por eso, voceros comunales adelantaron que se encararán medidas concretas para que los andariveles reservados se respeten más. Será mediante la colocación de tachas y cordones divisorios -hasta ahora, salvo excepciones, los carriles están definidos sólo con pintura sobre el pavimento-. Además, en la Comuna retomarán la campaña informativa sobre el funcionamiento de dichos carriles, ya que todavía hay numerosas dudas entre los conductores.

aliviar el flujo vehicular

La idea de los andariveles preferenciales llegó con la necesidad de descomprimir el apretado tránsito que circula a diario por las calles platenses, redistribuyendo el flujo de coches particulares y potenciando el transporte público. La primera prueba se puso en práctica en 2017, en la avenida 44 entre 131 y 155 -que une el casco fundacional con San Carlos y El Retiro-. Ese tramo fue delimitado con cuadras vedadas a los particulares, en las que solamente pueden detenerse los micros. Fue una estrategia para favorecer el ascenso y descenso de pasajeros de las líneas de colectivos en los cruces con 131 -Circunvalación-, 137, 143, 149 y 155.

A mediados del año pasado la “receta” comunal se empezó a aplicar, también, en un tramo neurálgico del tránsito local: diagonal 80 desde 120 a plaza San Martín. En este caso hablan de carriles preferenciales, ya que a diferencia de los exclusivos, permiten que los autos, en los últimos metros de las cuadras, puedan incorporarse a ese espacio y a la vez doblar. Por entonces se mantuvo el esquema de paradas y estacionamiento de vehículos, es decir, con una cuadra donde se dejan los coches y la siguiente con ascenso y descenso de pasajeros.

Eso en teoría. En la práctica, ni siquiera los propios conductores de micros -ni hablar de los particulares- respetan a rajatabla la norma y las infracciones son moneda corriente, tanto en la 44 como en diagonal 80. A esta altura no son pocos los conductores que creen que la norma no rige.

“Se encuentran vigentes” remarcaron desde la Comuna y resaltaron que “ahorran hasta un 20% el tiempo de viaje en los tramos mencionados, de acuerdo a mediciones realizadas por las propias empresas de transporte”.

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En ambas experiencias se escucharon algunas críticas de automovilistas que ven como un inconveniente el hecho de no poder doblar por el obstáculo de los colectivos; por eso, se determinó dejar pasar a los coches al carril preferencial unos metros antes de llegar al cruce con una calle transversal.

“Cuando circulo por esa zona se hace muy complicado poder doblar para el lado del carril exclusivo. Si venís por 44 y querés girar hacia 137 es difícil maniobrar sin que un micro te lleve puesto, por más que pongas el giro”, graficó Daniel Salcedo, remisero de San Carlos.

Al menos en la 44, la medida también había generado disconformidad entre los comerciantes. En el tramo que se aplicó el carril preferencial hay unos 60 locales, desde donde en su momento aseguraban que la medida perjudicaba las ventas, al limitar el estacionamiento.

Así las cosas, en la Comuna adelantaron medidas para aceitar el funcionamiento del sistema: “Con el objetivo de optimizar la dinámica del transporte público de la ciudad, el municipio llevará adelante tareas complementarias como la colocación de cordones y tachas divisorias”.

Según se precisó, con la incorporación de estos carriles preferenciales se “agilizaron los tiempos de viaje, haciendo más sencillo el descenso y ascenso de pasajeros que circulan a diario a través del transporte público”.

Desde la Secretaria de Convivencia y Control Ciudadano, afirmaron que actualmente “se llevan adelante controles sin multar a los vecinos”, y se detalló que “los mismos se realizan con la premisa de educar al ciudadano sobre el funcionamiento de los carriles preferenciales y el respeto por las normas de tránsito”.

Ante ello, se aclaró que se mantiene una propuesta informativa para que los vecinos entiendan el funcionamiento.

DE LA 9 DE JULIO A LA 44

La idea se tomó de la capital federal, donde desde hace unos años la avenida 9 de Julio dispone de un corredor especial para los colectivos. En esa emblemática vía porteña (considerada la más ancha del mundo) la medida logró destrabar embudos y reducir los tiempos de recorridos de los micros, como también los de los vehículos particulares.

El año pasado en la repartición municipal aseguraban que si las experiencias eran exitosas, había “muchas chances de que se repita el esquema en la 520, que tiene características similares a la 44 como eje de varias localidades”. Por ahora, no obstante, no hay señales que indiquen que en el corto plazo se avance en esa dirección. Tampoco se ha instrumentado la anunciada (en 2017) conversión de 54, entre 7 y 12, en un corredor con prioridad para el transporte público. Muchas veces el tránsito se hace engorroso en ese corredor, al ser la conexión entre las plazas Moreno y San Martín, fundamentalmente en horario de entrada y salida de las escuelas. Por la zona hay varios colegios privados y públicos, y termina transformándose en un embudo en el que los micros, taxis, remises, autos particulares y motos pugnan por un espacio con la idea de salir ilesos. El carril exclusivo se planteó como una posible salida a ese laberinto vial, pero nunca se implementó.

En cuando a diagonal 80, en algún momento se llegó a barajar la posibilidad de que esa arteria, en el microcentro, concentre el paso del autotransporte de pasajeros y sea prohibida para el resto de los vehículos. Pero nunca se oficializó proyecto alguno al respecto.

Según las estimaciones de los especialistas existe en la Ciudad un promedio de un auto cada 2,5 personas. Una tasa que crece sin techo a la vista y se traduce en una cada vez mayor ocupación de las calles. Para estos expertos, un antídoto posible contra las demoras y embotellamientos recurrentes es la promoción del transporte público y el uso de bicicletas, desalentando el de los vehículos particulares.

Afirman que actualmente se llevan a cabo controles aunque sin multar