En el nombre del padre

Hasta hace pocos días iban a participar en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, en representación de nuestro país, padre e hijo; algo que no se sucede todos los días en una competencia internacional.

Se trata de los Albarracín, un apellido que es sinónimo de equitación. Justo (padre) y Matías (hijo) tenían las valijas preparadas para ir a Perú, pero sucedió un hecho que cambió la historia.

En un entrenamiento que estaba realizando Justo, en el Hípico de City Bell, se calló del caballo y sufrió un fuerte golpe. Se intentó recuperar, pero no se encontraba “diez puntos” para competir en Lima. “Fue una lástima. Estaba bien, pero tuve el accidente y al no estar al cien por ciento en la parte física decidí dejarle mi lugar a otro jinete”, comentó Justo que en mayo último cumplió 68 años.

Por tal motivo, Matías será uno de los jinetes que representará a nuestro país en Lima 2019 intentando revalidar lo hecho hace cuatro años atrás en Toronto.

“Finalmente mi papá -se refiere a Justo- quedo como segundo reserva para Lima. Sufrió un caída tonta, que lo debilito. No pudo rendir como esperaba y con su experiencia prefirió dejar el camino a otros colegas como buen deportista”, le dijo a este diario Matías que última los detalles para su participación desde el domingo en la Escuela de Equitación del Ejército, que será la sede donde tendrá lugar esta especialidad deportiva.

Matías, más adelante, cuenta que “tuvimos le suerte de defender los colores de nuestro país junto a mi papá varias veces y siempre nos fue bien. Recuerdo que nuestra primera experiencia fue en Porto Alegre hace unos veinte años atrás y ganamos holgadamente. Lástima que en Lima se iba a repetir la experiencia, pero un imponderable de último momento lo impidió”.

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En Toronto 2015, Matías Albarracín y el resto del equipo argentino tuvo una destacada actuación al obtener la medalla de plata y la clasificación para Río 2016, donde el platense -de 39 años- se trajo un diploma olímpico.

“Es cierto que por lo que se consiguió en Toronto todo se mide con una vara más alta. Ahora hay que poner lo mejor en Lima y mi mira está puesta en los Juegos de Tokio del año que viene” sigue diciendo Albarracín a lo que agrega que “aunque tengo que reconocer que todos esos títulos me suelen presionar hasta en concursos internos en City Bell, pero lo cierto es que vivo el presente”.

El jinete platense -aunque nació en Curitiba, Brasil- volverá a contar con Cannavaro, un caballo que le dio grandes satisfacciones en cada competencia que lo utilizó. “Es importante volver a saltar con Cannavaro en Lima por decenas de razones. Es un caballo que contagia confianza y esperanza sobre todo en momentos claves”, resaltó.

Albarracín y el resto de los integrantes del equipo argentino con sus caballos hace un par de días que se encuentran en Lima para competir en los XVIII Juegos Panamericanos. “Arribamos con dos semanas de antelación. Pero no por alguna previsión, sino porque el charter que traslada a los caballos nos lo exige para que lleguen bien para la fecha de competencia”.

Al ser consultado sobre las expectativas con que arriba a Lima confesó que “las expectativas son las mejores, pero también hay que buscarlas. En mi caso prefiero ir como fui en su momento a Toronto, de ‘punto’, con algunas canas más de experiencia (sonrisas...), pero más pensando en dar un batacazo nuevamente, que como candidato”.

En referencia si se puede lograr algo similar a lo que se hizo en Toronto, Albarracín señaló que “puede pasar y debería pasar. De este modo se solidificarían ciertas estructuras que logramos en los últimos años. Como ya lo dije, una plaza individual me arriesgaría a asegurar que podemos lograrla con algún integrante para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pero lo importante y significativo sería conseguir el cupo como equipo”, cerró.