El peinado revuelto, una marca política registrada
Edición Impresa | 25 de Julio de 2019 | 02:06

Descripto según la ocasión como “un golpe de viento” o como propio de un “monje medieval”, el corte de pelo de Boris Johnson ha ayudado a definir una carrera política que ahora lo ha llevado a Downing Street.
Esa masa revuelta color rubio platino (niega las sugerencias de que se tiñe) se ha convertido en una marca inconfundible en una época en la que la fama y la política van de la mano, simbolizando el estilo caótico y torpe que encanta a sus seguidores y atemoriza a sus detractores.
Para sus partidarios, sus greñas reflejan su pensamiento y personalidad poco convencionales, un antídoto contra el orden político monolítico al que culpan de la crisis económica y de la erosión de su soberanía nacional. Para sus oponentes, demuestran un temperamento bufonesco que lo incapacita para el cargo y convierte al Reino Unido en el hazmerreír del mundo.
Las comparaciones son obvias entre Johnson y el presidente estadounidense Donald Trump, cuyo peinado excéntrico está asociado a su imagen política. Las fotos de Johnson cuando era niño revelan que su corte de pelo era ya un rasgo llamativo desde una edad temprana.
En sus años universitarios, en la década de 1980, Johnson se inclinó por un corte menos irregular.
Pero a medida que su carrera política despegaba, el look se hizo cada vez más característico, largo adelante, raya al costado y corto atrás.
A lo largo de su mandato como alcalde de Londres (2008-2016), el estilo se volvió cada vez más descuidado y reconocible. El historiador Greg Jenner escribió en Twitter que para entonces Johnson había “convertido su cabello en un arma emblemática”. “Lo he visto desordenarlo deliberadamente antes de dar un discurso”, escribió. (AFP)
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