El titular del Tribunal de Cuentas se lavó las manos y habrá más nombramientos

Si bien dijo que no está de acuerdo con designaciones “políticas”, no se opondrá a las coberturas de cargos que impulsan tres vocales

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Mariano Pérez de Eulate

mpeulate@eldia.com

El presidente del Tribunal de Cuentas, Eduardo Grinberg, decidió elevar a la gobernadora María Eugenia Vidal los nombres de los candidatos a ocupar cinco de las siete secretarías del organismo, aún cuando no está de acuerdo con las designaciones. Los postulantes fueron propuestos por tres de los cuatro vocales que integran el pleno del cuerpo colegiado y que formaron una suerte de alianza interna contra Grinberg. En criollo: le impusieron los nombres.

En el organigrama del Tribunal, las secretarías en discusión dependen de las tres vocalías mencionadas, no de Grinberg. Se trata de los vocales Gustavo Diez, Ariel Pietronave y Juan Pablo Peredo. Todos llegaron al Tribunal en el inicio de este año. Los primeros dos, con apoyo de Cambiemos; el segundo con respaldo del peronismo del Conurbano. Al cuarto, Daniel Chillo, lo propuso el massismo pero prefirió no avalar la avanzada de sus colegas. Hay dos secretarías más que dependen del propio Grinberg y que quedaron fuera del recambio.

El punto polémico es que esas secretarías actualmente son ocupadas por personal de carrera del organismo, algunos con más de dos décadas de trayectoria, pero el trío de nuevos vocales propuso desplazarlos y designar nombres sin historia en el Tribunal, vinculados a los sectores políticos con los que están conectados. En este sentido, Grinberg y la Asociación de Personal de los Organismos de Control (APOC), el gremio con el que estuvieron muchas veces enfrentados, convergen en un mismo interés: pedir que se respete la carrera profesional. El interés acaso sea diferente: APOC para no perder prédica entre afiliados; Grinberg para no perder poder interno.

En una nota interna firmada el último jueves, Grinberg comunicó al cuerpo del Tribunal que, según su opinión técnica, alguno de los candidatos a secretarios “no reúnen las condiciones requeridas para el cargo al que se los postula”. Y les avisa a los “vocales proponentes” que, en próximos acuerdos del pleno, incluyan o no las excepciones que contradicen “las normas vigentes”. En rigor, que esos cargos estratégicos sean ocupados por gente de carrera no es una obligación legal sino una tradición de no menos de treinta años.

Los postulantes son: Felipe González Barlatay, Pablo De Rosa, Leonardo Di Pietro, Hernán González y María Florencia Vezzetti. Con menor o mayor grado de compromiso, todos están ligados al PJ o a Cambiemos. Por eso la denuncia gremial, avalada por Grinberg, es que se apunta a ocupar cargos de carrera con “gente de la política”.

En una curiosa pirueta, el presidente del cuerpo explica en la citada nota interna que no pondrá obstáculos a las designaciones porque “el Tribunal entraría en un severo conflicto que podría afectar su normal desenvolvimiento y operatividad, creando serias situaciones de tensión que profundizarían aún más las dificultades ya existentes”.

“Encomiendo así la decisión final a la señora gobernadora María Eugenia Vidal”, invita Grinberg. En rigor, esos altos cargos siempre deben salir por decreto del Poder Ejecutivo, una vez que el presidente del Tribunal eleve los nombres. Lo curioso es cómo le tira la pelota a la mandataria respecto a la corrección o no del acto.

“Si considerase que, a partir del 4 de enero de 2019, fecha de asunción de los nuevos vocales, las Secretarías pueden ser ejercidas por personas designadas por mera decisión política, los aprobará. Si considerase que deben ser ejercidas por funcionarios que desarrollaron su carrera profesional desde su ingreso en el nivel inferior por concurso, pasando por los estratos intermedios hasta su culminación como Secretarios, como siempre ha sido, o eventualmente por selección pública, los rechazará”, dice el texto de dos carillas en relación a Vidal.

Según fuentes críticas de Grinberg dentro del Tribunal, su postura esquiva responsabilidades. “Se lava las manos”, definen. En los pasillos se comenta, por cierto, que la lectura interna que se hace es que luego de las nuevas designaciones el trío de vocales Diez-Pietronave-Peredo irá por la cabeza del presidente, eventualmente en un acuerdo con el Poder Ejecutivo, que tendría una mirada muy crítica de su accionar.

Siempre según los voceros oficiosos, la movida podría basarse en los propios antecedentes de Grinberg en el Tribunal que audita las cuentas de la administración bonaerense y de los municipios.

Es que en su momento fue cuestionado interna y externamente por la contratación de familiares directos y amigos con salarios elevados y por una supuesta excesiva concentración en el manejo de los fondos del Tribunal en detrimento de las vocalías que, luego de la llegada de los nuevos actores, comenzaron a revelarse.

Grinberg dejó en manos de Vidal la decisión de nombrar secretarios que no son de carrera

 

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