José María Cerrudo

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Voz que animaba las veladas de la agenda musical platense, en particular las propuestas de los centros de jubilados; y apasionado cantor de tangos y boleros, permanecerá por mucho tiempo en la memoria de aquellos que la conocieron, como artista y ser humano, la figura de Claudio Fontana, quien falleció a la edad de 71 años.

José María Cerrudo (tal era su nombre real) había nacido en La Plata el 12 de diciembre de 1947. Hijo de Julia y José, fue el mayor de trece hermanos; creció en un barrio de Tolosa, localidad por la que siempre sintió un particular apego; y aprendió, desde muy joven y por su contexto familiar, a valorar el esfuerzo, la dedicación y el empeño puestos en el trabajo.

A los 14 años, un poco por gusto y otro poco por necesidad, comenzó a cantar. Actuaba en los corsos típicos de la época, en los bailes de Carnavales y ganaba concursos interpretando los clásicos románticos y los títulos más populares de la música rioplatense.

Durante un tiempo alternó las presentaciones en los distintos reductos platenses con su rutina como vareador en el barrio Hipódromo. Luego, le salió una oportunidad de vivir en Neuquén y hacia esa provincia patagónica se trasladó. Allí residió una década, lapso en el cual se ganó la vida con sus interpretaciones, con una suerte de giras que organizaba entre diferentes ciudades y parajes del sur argentino. Solía recordar, por caso, su participación en el acto de inauguración de la represa El Chocón, en 1973.

Regresó a esta ciudad y reinició su actividad como cantante. Fue convocado por distintas orquestas, como la de Los Ases del Compás, con la cual se presentó por más de diez años; filmó el documental “El tango de mi vida”; y fue cantante soporte de solistas de renombre nacional que actuaron en el Coliseo Podestá y en el Teatro Argentino.

A raíz de su trayectoria recibió algunos premios: fue declarado por el Municipio “Personalidad destacada” al cumplir 50 años con la música, al tiempo que la Casa del Tango le otorgó también una distinción.

Volcado a la recreación de los adultos mayores, integró la conducción del centro cultural “Nevada”, donde, al igual que en otros sitios de la vida social de la llamada “tercera edad”, solía amenizar los encuentros con su música.

Fruto de un matrimonio anterior tuvo dos hijos, Claudio y José María; y con Gloria Longo compartió los últimos treinta años de su vida. Construyó, asimismo, con su nieta Micaela, una estrecha relación, tanto que la joven lo acompañó en el escenario en varias oportunidades.

 

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